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La confusión planetaria

Víctor Paz Otero

Es mucho más que frecuente que la historia se nos presente como una arbitraria y dolorosa confusión, donde todos sus elementos parecieran anunciar y prefigurar un colapso definitivo de sus propios fundamentos.

En los primeros años del siglo XXI, como lo fueron también los primeros años del tormentoso siglo XX, parecen años que estuvieron alimentados por fuerzas disolutivas y antagónicas, que hicieron temer, que podrían fácilmente amenazar la propia supervivencia de la especie humana.

La historia se ha convertido y lo ha sido casi siempre el escenario de privilegio donde la supuesta RAZÓN se enloquece.

En los primeros años de ese ya nombrado siglo XX, lo que en términos generales se designaba como “ civilización” Había ya alcanzado un alto grado de sofisticación técnico industrial , que permitía a muchos imaginar que el progreso humano y social ya era una conquista incuestionable e irreversible, una conquista que continuaría su despliegue para convertir la historia humana y la vida humana en un auténtico paraíso, un paraíso que ahora sería resultado y creación del esfuerzo y del talento humano, un paraíso que ya no sería esa utopía de origen bíblico y religioso que supuestamente un Dios lejano le había legado a los humanos para que disfrutasen el tiempo y la vida que se les dio sobre la tierra.

Pero dicho “progreso”, en parte producto de la ciencia y de la técnica, de un momento a otro y tal vez gracias a la irracionalidad y la codicia de los hombres agrupados en naciones y en nacionalismos, devino en una guerra total, en una carnicería generalizada y degradante; más de 25 millones de seres humanos convertidos en cadáveres fue el doloroso y estremecedor resultado de eso que hoy recordamos como la Primera Guerra Mundial.

No se habían aún evaporado los pestilentes hedores que dejó sobre Europa el paso aniquilante del “progreso humano”, cuando en el estrecho lapso de escasos veinte años empezaron a escucharse de nuevo los tambores de la muerte y las convocaciones a una nueva y más generalizada confrontación entre los pueblos del mundo; nueva y bélica confrontación entre las naciones de la supuesta civilizada y atormentada Europa. 60 millones de seres humanos fueron sacrificados en este tétrico ritual con el cual la razón humana y la razón histórica rinden culto a los despiadados dioses de la guerra.

En vez de paraíso, en vez de reconstrucción nostálgica del improbable y bíblico paraíso perdido, la siempre demencial razón histórica había construido nuevamente en un breve intermedio de tiempo, dos monumentales infiernos, en cuyas puertas también debería haberse escrito: “los que entréis aquí, perded toda esperanza”.

Pero aún habiendo vivido esa torturante y degradadora pesadilla de las dos últimas guerras mundiales, los seres humanos parecen no haber perdido la esperanza; pero la esperanza la inventar un nuevo y planetario infierno.

Por eso en este mismo momento que estamos viviendo en la historia, son muchos los elementos y los factores que parecen anunciar y prefigurar las ceremonias previas que anteceden a la escenificación de una nueva y definitiva tragedia que presublimemente culminará la epopeya de exterminar de una vez y para siempre el ciclo incomprensible del comportamiento humano sobre la faz de este atormentado planeta azul preñado siempre de muerte y tempestades.

Que nadie se llame a engaño, ni nadie se sorprenda, pero son muchos los elementos y los factores que en el momento actual del tiempo histórico se fusionan y articulan para orquestar la música de una nueva y planetaria confrontación bélica entre muchos pueblos del mundo. En este momento, quien lo creyera, el supremo legislador del mundo parece ser solo la barbarie.

Tanto la guerra en Ucrania, como la despiadada guerra que el gobierno asesino y genocida de los judíos lleva a cabo contra la indefensa Palestina, expresan ese clima previo y preparatorio del nuevo apocalipsis que estaremos viviendo en un breve horizonte de tiempo. Apocalipsis que además incorpora las fuerzas incontrolables de una naturaleza que pareciera estar tomando “venganza” de las terribles violaciones y depredaciones a las que ha sido sometida por la codicia y la estupidez humana. Otra vez el arma de la razón será suplantada por la razón de las armas.

Es muy posible que retornemos al caos, un caos del que posiblemente nunca renacerá un nuevo cosmos. .

14 de enero de 2025

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