CARLOS E. CAÑAR SARRIA – carlosecanar@hotmail.com
La época de Navidad, es una de las etapas de la historia cotidiana más ansiadas, en primer lugar porque conlleva a conmemorar el nacimiento de Jesús, el Mesías, cuya llegada colmada de amor, anuncia el advenimiento de tiempos mejores; pero además, porque nos pone a reflexionar sobre cuál ha sido el papel nuestro en la sociedad, lo cual permite sopesar lo bueno y lo malo, asumir compromisos en el tiempo que nos queda para acentuar lo bueno y superar lo malo, después de colocar en una balanza las acciones resultado del devenir de nuestra existencia temporal.
El tiempo, el implacable va pasando y en no pocos hogares en esta época, se siente más la ausencia de los seres queridos que ya han partido hacia donde no hay regreso. Sólo quedan los buenos recuerdos.
Con el nacimiento de Jesús, resurge la esperanza, renace la luz en las tinieblas de los corazones para que todos unidos construyamos un mundo de amor, donde la concordia, el afecto, la resiliencia, el perdón; el deseo y compromiso de cambiar para mejorar, sean los sentimientos que nos rodean en una época tan bella como lo es la Navidad.
Pedirle al Niño Dios, que llegue a los corazones de todas aquellas personas que sólo piensan en hacer el mal, llenas de odio; a que recapaciten y que están a tiempo de cambiar.
Muchos hogares y muchos pueblos se han destruido por el odio, la ambición, el egoísmo y el deseo permanente de hacer el mal; le pedimos al Redentor para que esos corazones atormentados puedan vivir en paz y puedan ayudar a construir una nueva sociedad donde el amor y la reconciliación sean valores apetecibles.
Pensamos en nuestro país donde no cesa la violencia a pesar de la política del gobierno de Paz Total; muchos siguen sin entender que la paz es una empresa rentable, que es un derecho y un deber constitucional y que además, es un compromiso colectivo.
Observamos el problema de la corrupción como uno de los más relevantes en nuestro país, permea muchas instituciones que debieran ser buenos arquetipos en nuestra sociedad en crisis. No puede haber paz donde la corrupción anide y transite por todos lados. El flagelo de la corrupción hay que combatirlo proceda de donde proceda.
Pedimos al Niño Dios, que ilumine a nuestros congresistas para que hagan y/o aprueben leyes útiles y buenas para la sociedad. Que por fin podamos tener un Congreso ético y comprometido con el bien colectivo; sin actitudes mezquinas y sin odios, pues la mezquindad y el odio son sentimientos que a no pocos congresistas les caracteriza.
Pedimos al Niño Dios que se hagan realidad las grandes reformas sociales, iniciativas del actual gobierno del presidente Petro; que sus detractores por fin entiendan, que al oponerse a las reformas no le hacen daño al presidente sino al país, sobre todo, a los sectores más vulnerables de la sociedad, carcomidos por la pobreza y la indigencia. Que la denominada oposición y los sectores más retardatarios del país, entiendan y se despreocupen, que el presidente no se va perpetuar en el poder como sí lo han hecho otros; que el presidente es un demócrata y que va hasta el 2026.
Pedimos al Mesías que ilumine con el don del entendimiento a nuestro gobernador del Cauca, Octavio Guzmán y al alcalde de Popayán, Juan Carlos Muñoz, para que desarrollen con éxito sus programas de gobierno, que hagan los ajustes respectivos donde sea necesario; que logren comprometer al Gobierno Nacional y demás sectores de la sociedad civil, a las denominadas fuerzas vivas de la región, incluyendo a las universidades, para que conjuntamente trabajen en procura de la paz y la reconciliación, velen por el desarrollo conjunto de una región como la caucana, foco de violencias, de disputas intestinas, que sigue ocupando los últimos escaños a nivel nacional en convivencia civilizada y en desarrollo humano.
¡Feliz Navidad a nuestros amables lectores !