sábado, junio 21, 2025
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The Plush Ripper

Gustavo Adolfo Constaín Ruales. X@moldergc

Capítulo I_77.

Los asesinatos que cambiaron el mundo, JFK. Capítulo III.

La lectura ese día frente a los periodistas, causo un gran escándalo, lo que era un secreto a voces inmerso en su sociedad, alguien, el presidente nada menos, lo decía públicamente, el aprecio a su persona y gobierno, aumento considerablemente.

Sello su destino esta revelación, un país atestado de logias y sociedades ocultas que controlan todo, no podían permitir no solo ser expuestas, sino ser destruidas.

JKF inició una investigación a todo nivel utilizando personal de confianza, incluía periodistas, ciudadanos, agentes del servicio secreto, algunos agentes de la CIA y de otros organismos secretos, personal de la Fiscalía General, algunos senadores y sí, personas inmersas en las sociedades secretas que se sentían asqueados y no podían renunciar, so pena de toda calamidad.

Algunos leales y pocos en el FBI le ayudaron, el mismo Kennedy había dicho cuando le preguntaron porque no despedía a Hoover, que era un “rueda suelta” en su gobierno, “no puedes despedir a dios”. Hoover el Jefe del FBI, ordeno espiar a todo el espectro de poder americano, religiosos, políticos, comerciantes, artistas y recaudar pruebas comprometedoras de todos ellos, incluyendo a su presidente JFK, el cual despreciaba. Quería seguir vigente no importando el presidente de turno, sobrevivió a ocho de ellos, que no lo pudieron destituir.

El problema radicaba, que a su vez Hoover, había sido espiado y era víctima de chantaje. La Mafia tenía pruebas de sus relaciones íntimas con un hombre, tenían las fotos. En realidad, era una sociedad secreta inmersa en el crimen organizado que lo tenía a su merced. Hoover se negó durante mucho tiempo a perseguir a la Mafia, a pesar de las pruebas abrumadoras de sus crímenes, sabía lo que podía perder. Al final, las evidencias de una masacre ejecutada por el crimen organizado lo obligo a combatirlos, después de eso el FBI se volvió leyenda.

La investigación a las sociedades ocultas, arrojo información abrumadora y producirían pánico colectivo si se desvelaran, los archivos fueron denominados “Expedientes Hermes”. A todo nivel, desde el profesor de escuela hasta el comisario de pueblo, llegando hasta el congreso, todos pertenecían a sociedades secretas, con nombres ostentosos, disimiles en sus objetivos, pero en la escala de la pirámide todos obedecían a lo mismo. Sus ideales eran el humanismo, la ecología, la sabiduría ancestral, la obediencia a Dios -no importando la religión-, el amor entre los hombres y países y todo el altruismo posible, en esencia era algo de admirar y seguir. Todo era una pantalla, el fin era maligno en todo sentido, un gobierno dentro de otro gobierno, obedeciendo órdenes, las leyes de su propio país no aplicaba para ellos.

Después del hallazgo y alcance que arrojaron los Expedientes, se tomaron medidas, ninguna llego a efectos prácticos. Ningún miembro del Congreso o funcionario público podría pertenecer a ninguna sociedad secreta, si estaba allí debía desprenderse de ella y en el futuro nadie podría ser elegido o desempeñar un cargo público si perteneciera a una sociedad secreta. A su vez los clubes u organizaciones tales como los Boy Scouts, Club de Leones, Rotarios, Cruz Roja, Ejército de Salvación, entre otros, ningún líder de jóvenes o directivos de estas asociaciones podría estar inmersas en ellas. Sus miembros también deberían desechar pertenecer a una membresía que fuera secreta.

Grupos religiosos de cualquier índole y políticos, sus miembros no podrían pertenecer a estos grupúsculos, esto incluía la Iglesia Católica, el famoso Ku Klux Klan, las Panteras Negras y el Partido Nazi entre muchos.

No se prohibía a las personas pertenecer a una sociedad religiosa, política o de cualquier índole, esto estaba amparado por la Constitución, lo que no se iba a permitir es que cualquier organización tuviera un carácter secreto, que el fondo buscaba subvertir la Unión Americana.

La infracción a estas disposiciones suponía para el funcionario público perder su puesto, el estado no contrataría con la empresa privada si sus directivos o miembros pertenecieran a sociedades ocultas. Al no haber ya miembros por sentido común, las sociedades secretas se extinguirían.

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