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Elementales pronósticos

Por: Sebastián Silva-Iragorri

Las épocas, etapas, edades, situaciones de la vida personal y universal pasan por diversas circunstancias que van marcando un derrotero que poco a poco se equilibra y se consolida formando así los perfiles del presente y el rumbo futuro de sociedades e individuos. Hoy nos encontramos atiborrados de la palabra “progresista” que parece referirse a la obtención de caminos de avanzada en ejecuciones personales, políticas y sociales, pero que en lugar de conseguir crecimientos está generando resultados contrarios, regresivos e ineficaces. No tener valores, jugarse en la anarquía mental, feminismos extremos, ideología de género, abortos sin límites, desorden, impunidad, debilidad en defensa de la ley, historias alteradas, inseguridad, inestabilidad, discursos de nunca realización, dobles posiciones, demagogia y populismo, son conductas que parecen definir un falso progreso. Estas ideas provienen de instancias muy altas en las esferas económicas y políticas mundiales. Son difundidas con financiaciones fuertes en todos los países, además acompañadas de la publicidad de importantes medios de comunicación comprometidos con la idea final del globalismo como manera única de ver el mundo y sus valores. Posan de demócratas, pero no admiten ideas diferentes, rompen los discursos de sus contradictores (lo hizo Nancy Pelosi en Estados Unidos), dicen apoyar la separación de poderes, pero interfieren sus decisiones, aprueban leyes con mecanismos importados sin deliberación (Fast Track), desconocen y anulan la voluntad popular (Plebiscitos) a pesar de la retórica sobre la soberanía del pueblo. En fin, a diario observamos y escuchamos esas largas prácticas de manipulación que construyen imágenes ficticias de líderes y destruyen a los auténticos servidores mundiales.

Esta euforia implantada, impuesta y manipulada pasará como han pasado otras clases de pensamientos y movimientos desafiantes contra el orden establecido de las leyes, la armonía, la convivencia y el respeto de la libertad de pensar y de obrar dentro de la normatividad y las buenas costumbres. ¿Qué se puede entonces pronosticar? Pensamos que el mundo cansado de tanta retórica “progresista” sin resultados, sin realismo y sin ejecutorias irá recobrando la cultura y la conciencia de participación con oportunidades, con la educación como el valor fundamental y su acceso como derecho esencial, igualitario y prioritario acompañado de otros valores que contrastan con las calificaciones “progresistas”. Progreso es otra cosa, muy distinta, es función sostenida y creciente en el tiempo y la filosofía. Digo filosofía porque esta indaga sobre el origen y las causas de las cosas y así se encuentran las verdades más consolidadas y ordenadas para que las individualidades y las sociedades marchen mejor. Creo que ya se nota un crecimiento cultural que derrotará el populismo “progresista” y los pueblos buscarán líderes y programas responsables, reales, con valores tradicionales y con respeto a las leyes naturales. Creo que el hombre que progresa es quien con su fuerza de voluntad y carácter logra una formación cada vez más eficiente y eficaz de sus responsabilidades y proyecciones. No sabemos cuánto pueda durar este proceso de remodelación y cambio dirigido al mejoramiento de las condiciones de equidad e igualdad con equilibrio social. La valoración de la ley, la defensa de la vida y la lucha contra la corrupción deben ser el más valeroso despliegue de las sociedades para lograr el control sobre los hechos y las personas fuentes de esas abominables formas de acción pública y privada. Con las drogas pasa lo mismo, quienes aparentan que luchan en su contra, siempre hablan del fracaso de las políticas de combate real de todas las etapas del proceso, pero anuncian y nunca realizan otra política efectiva y de impacto. El valor de los líderes debe medirse por su acción firme y decidida con auténtica vocación de servicio y no con acomodos ficticios o apariencias para agradar electoralmente. En esta distinción y descubrimiento estará la posibilidad de avanzar de verdad para encaminarnos hacia un mundo que brinde mejores oportunidades a todos sus habitantes sin discriminación alguna. Ojalá se cumplan estos pronósticos elementales surgidos de profundas reflexiones y sin adjetivos engañosos.

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