domingo, junio 8, 2025
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InicioOPINIÓNCarlos Horacio Gómez QuinteroLos barbaros siguen con sus ingratas visitas

Los barbaros siguen con sus ingratas visitas

Mg. Carlos Horacio Gómez Quintero

Cuando Homero, en su inmensa obra LA ILIADA utilizó la palabra “bárbaros”, lo hizo para calificar al pueblo de Los Carios, de los que refiere tenían bárbaro lenguaje. No está claro si hacía mención a que pronunciaban el griego con acento extranjero o si era su lengua caria, la que era muy extraña a los oídos griegos. De ahí que Homero decidiera acuñar esa palabra bar-bar-o, repitiendo dos sílabas, a manera de balbuceo, que es como los griegos imitaban el sonido de esos extranjeros carios. Posteriormente y con el paso de los años y “el desarrollo” mismo de las sociedades, dicha palabra se fue cargando de otros significados, para terminar, designando cualquier tipo de atrocidad, como efectivamente hoy se estila usar. Personalmente siempre he estimado que, un bárbaro es una persona excesivamente brutal o insensible y que por lo mismo es temeraria, desmesurada y de actuaciones por fuera de lo común. Planteo este antecedente histórico y semántico, por cuanto en los últimos días se han presentado en el mundo, en Colombia y en nuestros cercanos lares, una serie de actuaciones atroces por parte de personas que no merecen un calificativo diferente al de ser llamados BARBAROS, así con mayúsculas y que desafortunadamente nos siguen acompañando con sus ingratas y detestables visitas. Voy a referirme a varios de ellos:

Mirando afuera de nuestra patria, necesario es referirse a un hecho completamente censurable protagonizado por el insensible y altanero presidente de Los Estados Unidos de Norte América, Donald Trump. En una loca embestida de su Administración contra una de las mejores universidades del mundo, ha prohibido a Harvard, la inscripción de estudiantes internacionales, alegando la existencia de riesgos asociados a un supuesto adoctrinamiento izquierdista privilegiando intereses de La China y unas prácticas de antisemitismo, para seguir hostigando a los judíos. Y no ha parado ahí. En sus locas decisiones, también ha revocado visados estudiantiles y, además, como si fuera poco, ha exigido a todas las universidades a entregar información sobre los estudiantes, que han participado en protestas estudiantiles, cualquiera haya sido su motivación. Esa medida dejaría a 6500 estudiantes fuera de la universidad, incluidos algunos colombianos que hacían cola afuera de tan prestigioso Centro de Educación Superior. A ello se suma la privación de no contar con el mejor talento internacional, así como el daño que se inflige a lo que es y ha sido el espíritu americano. Más que nunca se va a quedar petrificada La Estatua de la Libertad con esta barbaridad. La medida ha sido, por el momento, bloqueada temporalmente el viernes pasado por un juez de distrito. No sería, sin embargo, la primera vez que la administración Trump se salta un mandato judicial. El caos está hirviendo. La situación es tan grave, que Jay Powell, presidente de La Reserva Federal y que fue nombrado por el propio Trump, no ha podido callarse.  Por ello, al dirigirse a los estudiantes de La Universidad de Princeton en su reciente discurso de graduación, les recalcó que las universidades americanas son la envidia del mundo y un activo crucial, para continuar liderando en innovación científica y dinamismo económico. Esa actitud, por su puesto le ha significado echarse encima al gobernante del copete rojo, quién burlonamente hace referencias al papel de este acreditado funcionario estatal. El resto del mundo observa atónito cómo se intenta desmantelar el sistema universitario americano, que ha sido uno de los baluartes del éxito económico y tecnológico americano durante el siglo XX, y lo que llevamos del XXI. No en vano, el gobierno de Hong-Kong ha hecho un llamamiento a las universidades hongkonesas para que atraigan ese talento extranjero que América quiere rechazar ahora. Los chinos no pueden, sino esbozar una sonrisa, porque ellos ya vivieron su salvaje arremetida contra sus universidades durante la Revolución Cultural, y saben que no es nada beneficioso para el país. El bárbaro gringo trampeador hace estragos en Gringolandia y su visita (del nuevo período presidencial), apenas está empezando. Grave.

En Colombia, durante estos últimos días, no hay nadie más bárbaro que el mil veces atarván Ministro del Interior Benedetti. Está en un nivel, que, si se quiere, está superando al de su jefe, quien por lo demás no deja a un lado la posición de haber abandonado su papel de Ejecutivo Nacional para asumir el de agitador profesional. Nada mas peligroso que el sometimiento a que ha condenado a nuestro futuro inmediato, este desbocado servidor público encargado de manejar asuntos claves de la institucionalidad. Pelea en El Congreso sin respeto alguno por lo la dignidad de los congresistas y por el significado del recinto del legislativo. Amenaza con mas situaciones de hecho, si los supuestos actores de los múltiples golpes bandos ocurridos, no satisfacen sus desvaríos. Interpreta pérfidamente la normatividad vigente, para imponer postizas razones de defensa de un gobierno, que mas que logros, está obteniendo fracasos y produciendo frustraciones. Descalifica a sus compañeros y colegas de trabajo, utilizando poses de burla, a la par que los chantajea con sus anunciadas versiones de saber sobre malos manejos políticos a quiénes quiere silenciar. Utiliza sus fuertes y rentables experiencias de corrupción política y de trasteo ideológico, para permanecer vigente en unos escenarios que solo le reportan dividendos a sus infinitas aspiraciones de manejo de poder y de enriquecimiento a partir de los recursos públicos. En fin, abusa de los también públicos afectos expresados por El presidente en sus sesiones de frivolidad y descreste populachero, para seguir haciendo lo que se le viene en gana y en contra de la sensatez que debería ser la bandera que por siempre enarbolara. Un bárbaro curtido en la politiquería y la corrupción, haciendo uso malévolo de un desenfrenado poder entregado en función de lo que sabe y explota.

Y si de nuestros propios bárbaros regionales y locales se trata, el listado por supuesto que se estira, con la tendencia de ser cada vez un poco más extenso y cruel. Los bárbaros de la insurgencia cocalera y minera armada, no cesan en su marcha de presencia terrorífica y de crueldad. Cada día está nos están condenando a registrar sus despropósitos violentos y a lamentar el agobio que el dolor por las personas fallecidas o heridas o desparecidas y bienes perdidos se está dando. No hay paz. Hay desorden. Hay fracaso en los intentos de reivindicar aspiraciones colectivas, simplemente porque no les interesamos y porque nos han dejado a la deriva a merced de los violentos y ante la mirada impávida e impotente de los deslegitimados guardianes del orden. Y como si ello fuera poco, desde las altas esferas del Estado y bajo el supuesto de unas acciones encaminadas a buscar espacios para satisfacer las aspiraciones en materia de salud, empleo y pensiones, se está empujando irresponsablemente una dinámica para tener calientes les espíritus, en una suerte de repetición de los ánimos con los que hace 3 años lograron un triunfo electoral. Las últimas jornadas del Paro Nacional, no dejaron de ser lo esperado: Oportunidades para el imperio de lo indebido en cabeza de unos malintencionados personajes que, tapándose cobardemente la cara, violentan nuestros derechos y nos encaminan hacia el dolor. Menos mal que la ciudadanía está reaccionando contra la brutalidad de estos bárbaros y les está recordando que no los queremos, ni los necesitamos y que lo único por esperar, es alguien coloque una escoba detrás de la puerta del cuarto en donde se guardan las mejores intenciones por avanzar, para que así las visitas no deseadas, se vayan, lo más pronto posible.

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