lunes, junio 9, 2025
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InicioOPINIÓNSobre pedagogía

Sobre pedagogía

Silvio E. Avendaño C.

Aprender a leer y a escribir, junto con elementos de matemática, es la finalidad educativa elemental. En la escuela se imparte, se transmite conocimiento, se instruye al ignorante, pues se considera que quien llega a la escuela es una tabula rasa. Sin embargo, hoy en día con el computador o el celular se tiene a la mano toda la información, de tal manera que la educación centrada en la transmisión de conocimiento carece de sentido. Estanislao Zuleta planteó: “la escuela transmite, conocimientos, saberes y resultados, que otros pensaron, pero no enseña ni permite pensar.” Con la transmisión de conocimiento se olvida que quien llega a la escuela tiene cerebro, y que éste encierra la posibilidad de soñar, imaginar, inventar, amar, procesar, analizar, criticar, crear.

Además de lo elemental: aprender a leer y escribir… existe la pedagogía oculta. Ésta consiste en la formación de la conciencia religiosa y patriótica. Por eso se afirma que la escuela forma la identidad, la cual no es otra cosa que vida para la religión, vida para la patria. De esta manera, la religión con sus creencias tiene intencionalidad de formar valores, cuyo fundamento son las creencias, ritos, mandamientos, que tienen origen en la historia sagrada, tradiciones y enseñanzas de los líderes religiosos. A su vez, la patria tiene la historia de una épica, el escudo, el himno, la bandera que llevan a la conciencia de pertenecer a una nación.

Así, la pedagogía lleva a leer-escribir-nociones de matemática, a la formación del yo en el laberinto religioso y patriótico. De esta manera la subjetividad del estudiante cae en un entorpecimiento religioso y patriótico. Vive para la religión en la historia sagrada, oraciones, rituales y creencias. De otra parte, el yo vive en la epopeya histórica que lleva al vínculo jurídico de la nacionalidad y los deberes como ciudadano.

James Joyce escribió El retrato del artista adolescente, publicado en 1916, En ese relato, el personaje Stephen Dédalos se forma en el laberinto religioso del catolicismo y en la patria irlandesa (colonia británica). Sin embargo ¿cómo hace para salir de ese laberinto de vida para la religión, vida para la patria? Stephen inspirado en Dédalos de Atenas, hombre ingenioso, quien construye un laberinto en el que queda atrapado de tal modo que la única salida que encuentra son las alas que le permiten volar y, de esta manera logra escapar del monstruo, el Minotauro. En la novela del relato del joven adolescente, Stephan Dedalus, en discusión con los amigos, dice: “No quiero servir a todo lo que he dejado de creer ya se llame mi hogar, mi patria o mi religión y trataré expresarme de alguna forma de vida, tan libremente como pueda y, tan plenamente como lo pueda, usando para mi defensa las únicas armas que me permito usar: silencio, exilio y astucia”. A la larga lo esencial, en Stephan Dedalus es la construcción de la autonomía, es decir la capacidad que tiene de comprender, analizar, razonar, criticar, imaginar, para forjar su propio destino.

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