Por: Víctor Paz Otero.
Con mucho agradecimiento y algo de sorpresa, me toca registrar y celebrar, la reedición que la universidad del cauca ha hecho de mi primera novela “La eternidad y el olvido”, en su magnífica y hermosa colección “Posteris Lvmen”, colección conmemorativa que la Universidad viene realizando y publicando con motivo de los primeros doscientos años de la fundación de nuestra reconocida institución de educación superior. Se trata de una colección de cien títulos que: “recupera autores, personajes, temas y publicaciones de la región, donde se afirman los territorios a partir de una polifonía pluriétnica y multicultural que nos dice de qué estamos hechos como sociedad y nos permite comprender que la riqueza de nuestro departamento y nuestro país se funda en esa diversidad de miradas y de sentires”.
En esta breve nota de prensa, propiamente no voy a ocuparme de los contenidos críticos, problemáticos, descifradores y descodificadores, que tanto como escritor y como sociólogo, formulo en mi calumniada y bastante incomprendida novela, acerca de la historia y la cultura payanesa; advirtiendo que en lo esencial mi novela no es en estricto sentido una novela sobre Popayán.
Debo recordar y registrar, que la primera edición de mi novela, realizada por la editorial española Plaza&Janes en el año de 1993, más que lectores me proporcionó detractores en la ciudad de Popayán. Tuvo características de escándalo. Personalmente me encantaría que, Ya que la segunda y bella edición, también puede provocar y fomentar “escándalo”; pues solo lo que inquieta no merece el olvido, claro que tampoco la eternidad.
En algunas columnas posteriores, me ocuparé con algún detalle de aspectos y contenidos diversos plasmados en dicha obra; ya que en ella en buena parte y aunque de manera fragmentaria esbozo mi visión ciudad, preocupación que también he realizado en varias de mis novelas y libros posteriores.
Lo que deseo en esta columna es destacar el maravilloso esfuerzo, tanto académico como intelectual, que se encarna y se expresa en la extraordinaria y ambiciosa empresa de elaborar esta colección, que se confunde con el épico empeño de permitirle y facilitarle a la comunidad payanesa la posibilidad de poner al alcance de sus mano todo un valioso patrimonio, donde se plasma, con destacados contenidos y criterios estéticos, los procesos que han configurado la verdadera historia espiritual y cultural de la ciudad.
Es una colección de libros de una pulcritud admirable. Ediciones impecables es su aspecto de diseño editorial. Son libros de lujo, que hacen especialmente grato y placentero el contacto visual y táctil del libro simplemente considerado como objeto. Libros concebidos y realizados a partir de criterios esclarecedores que permiten y facilitan al lector una más profunda cercanía con los contenidos expresados por sus autores, en la medida que muchos de ellos, van precedidos de lucidos en inteligentes prólogos, que orientan y contextualizan las circunstancias biográficas y también, en algunos casos, las circunstancias históricas y sociales que anudan y en ocasiones condicionan e influyen en la producción de la obra artística.
Quiero reiterar mi aplauso y mis reconocimientos al valioso significado de esta conquista editorial y al impacto que necesariamente debe proyectar en la conciencia ciudadana. Nunca antes la ciudad había podido contar y disponer de un proyecto de estas estimulantes dimensiones.
La colección apoyada con entusiasmo por el rector y dirigida con tanto acierto por el escritor Juan Carlos Pino Correa y su equipo de colaboradores, integrado, entre otros, por los profesores María Teresa Pérez, Felipe Restrepo David, Alexander Buendía y José Antonio Caycedo Ortiz, están legando a la ciudad un patrimonio espiritual perdurable, como la propia universidad devolverá a la ciudad la imagen donde debe y puede reconocerse en su más esencial identidad, la imagen de una institución que privilegia las conquistas y los logros del mejor espíritu humano.
Me valgo de esta columna para expresarle en ella mi reconocimiento agradecido a Carlos Mauricio Muñoz Bermeo, quien escribió el lucido e inteligente prologo que precede la lectura de mi controvertida novela, prologo, orientador y descifrador, que amplia para muchos la percepción y la valoración de la obra.
Espero que pronto sea posible un relanzamiento publico de mi primer trabajo literario, para conversar con mis lectores y reflexionar nuevamente sobre aspectos muy diversos anudados a la creación literaria y por supuesto para explorar los laberinticos y a veces invisibles fenómenos con los cuales la literatura construye su visión de la vida y de la historia.
Como nota final y marginal cuento que mi novela la preside un epígrafe de Nietzsche que dice: “cuando no se cree en uno mismo lo único que se logra es mentir”