Gustavo Adolfo Constaín Ruales. X@moldergc
Capítulo II. El Grimorio perdido. Décima parte.
‘Que no está muerto lo que yace eternamente,
y con eones extraños incluso la muerte puede morir’.
H. P. Lovecraft
Desconocen estos libros -el libro oscuro y de la luz- las historias acaecidas en millones de planetas donde sucedió exactamente lo mismo, como se llamaron sus equivalentes y a donde fueron a caer.
Los hombres después de muchas eras en el tiempo -que es efímero para los ángeles y Dios-, crearon maravillosos libros, algunos inspirados por aquellos que conocieron el “Libro”, lo leyeron descifrando sus claves o por aquellos que escucharon sus maravillas de la boca de otros y coincidieron todos que el universo es un perfecto equilibrio y hay un orden detrás de todo.
Más hombres se perdieron leyendo el grimorio perdido después de interpretarlo e inspiraron otros libros abominables, grimorios de segundo orden por así decirlo y son los conocidos en la historia, entre otros: el Malleus Maleficarum traducido como el “Martillo de las Brujas”. A la fecha, el grimorio perdido se considera una leyenda, muchos iniciados, sociedades secretas y nigromantes niegan su existencia.
Unos pocos, sabios, leyendo tanta abominación acumulada: crearon poemas, cuentos, leyendas, cuadros al óleo, pinturas en tinta china, canciones, esculturas y cualquier forma de advertencia para alejar a los incautos e ignorantes. Un ejemplo de muchos es un cuadro que causa horror, el Skrik -el grito- del artista noruego Edvard Munch. Se llamaba así mismo el diseccionardo de almas y cuenta que le inspiro a pintar el famoso cuadro: “…de repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho…lenguas de fuego como sangre cubrían el fiordo negro y azulado y la ciudad… y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza”. Ese día en la mañana un anticuario le mostro el grimorio perdido y gracias a su intelecto, pudo interpretar y entender algunas páginas del libro oscuro. La visión que tuvo en la tarde solo fue una advertencia para aquéllos que osaran descubrir los secretos del libro negro y no proseguir en el pacto. Esta parte nunca se la menciono a nadie, pero esta descrita en el grimorio.
Visionarios tales como Lovecraft, Poe y otros cual nombre y vida han desaparecido de la historia, no se sabe si fue porque ellos mismo conocieron el grimorio, desapareciendo en otra dimensión, locos de tanto poder y conocimiento acumulado o simplemente perdidos por un engaño cuidosamente elaborado que prometía todo -sin entregarlo- a cambio de entregar el alma.
Howard Phillips Lovecraft en sus historias fantásticas y de terror escriben en ficción lo que había conocido de primera mano, tuvo entre sus manos el grimorio perdido, estos profetas nos querían advertir de esta oscuridad que reside en las estrellas. Entre ellas, su obra el Necronomicón, descrito como un manual de saberes ocultos y magia ritual, que su sola lectura produce locura y la muerte. Este libro nos cuenta Lovecraft, sus cubiertas son de piel humana.
La técnica de encuadernar libros con piel humana se llama bibliopegia antropodérmica y fue muy popular en el siglo XVII. La verdad siempre ha existido esta industria, no solo para las pastas de un libro, sino para todas sus hojas. Existen textos de carácter científico referentes a anatomía humana cubiertos con la piel del cadáver estudiado, otros relativos a leyes que incluyen juicios, revestidos con la piel del condenado y testamentarios forrados con la piel del difunto.
Los coleccionistas de estas barbaridades no lo hacen por poseer un objeto bizarro para impresionar a sus conocidos, lo hacen porque el uso con la debida interpretación puede según el libro maldito volvernos inmortales y poderosos más allá de lo imaginable. Muchos médicos a los cuales les quedo fácil este proceso lo hicieron, demasiados terminaron en la cárcel o condenados a muerte.
La mayor parte de estos libros están en bibliotecas, museos y colecciones privadas. La orden negra que estaba por encima de las SS y la sección de lo paranormal en la Unión Soviética creada por Stalin, tuvieron varias colecciones de este tipo. Su uso, hasta ahora desconocido.