jueves, junio 19, 2025
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Somos el anhelo secreto del infinito

Por: Javier Orlando Muñoz Bastidas.

¿Qué otro sentido podría tener la existencia, que no sea el anhelo de lo superior? ¿Para qué existir si no es para elevar la existencia misma? El absurdo de la existencia, sólo se justifica en tanto permite la creación de un sentido superior. Que nada tenga sentido, quiere decir que hay que crear sentidos superiores.

Podríamos incluso definir la existencia como la expresión de una fuerza superior. No es verdad que todo lo que existe tiende a conservar su existencia, la verdad es que todo lo que existe anhela elevar su existencia. Por supuesto que hay un instinto que hace posible la supervivencia, en tanto nos permite reaccionar a una situación de peligro externa o interna. Pero no es posible asumir y comprender la esencia de la existencia desde ese instinto, porque una vez que se logra la supervivencia, ¿qué más queda? ¿continuar en una mera vida carente de asombro y de creación? Que todo lo que existe se esfuerce por permanecer en la existencia, no devela la esencia de la existencia misma, sino el anhelo de seguir existiendo sólo para poder acceder a una existencia superior.

En todo lo que existe hay una consciencia que es mucho más profunda que el instinto y que el inconsciente, y es la consciencia de lo superior. En todo lo que existe hay implícita una fuerza indestructible, que aún estamos por descubrir, aperturar y desplegar. Es una fuerza que no sólo es indestructible, sino también infinita. Indestructible porque la existencia es todo y es uno. Infinita porque no tiene inicio y no tendrá final. ¿Cuál es esa fuerza? Es posible llamarla con infinitos nombres, pero uno de los mejores y más potentes es: consciencia universal.

Esa consciencia universal es lo que fundamenta y hace posible todas las consciencias individuales. Esas consciencias individuales no son sólo una parte o una expresión de la consciencia universal, sino que es la consciencia universal misma, expresada de forma singular, es decir: única, diferente e irrepetible.

Eso es lo que está implícito y latente en todo lo que existe, y es lo que inspira el anhelo de lo superior. El anhelo de lo superior es la mejor, la más bella y la más digna forma del deseo. El deseo auténtico consiste en la transformación integral de todo lo que existe, para hacer posible la creación de lo superior.

Lo superior es lo nuevo como diferencia absoluta. La dignidad de la existencia del individuo, consiste en la posibilidad de crear el deseo de una creación de sí como individualidad superior. No puede haber dignidad en la supervivencia, sino en la transgresión integral de todos los sentidos, que inspira la necesidad anhelante de un nuevo sentido.

Pero, ¿cómo despertar esa fuerza? ¿depende totalmente de nuestra voluntad? ¿o tal vez sólo es posible destruyendo todo lo que somos? ¿tal vez esa fuerza interna sólo se despierta en un salto al vacío del Ser? Lo fundamental es comprender que esa fuerza no sólo existe, sino que es el fundamento de la existencia, y que lograr una unidad consciente con la misma, es el inicio de un auténtico proceso de creación de sí. La individualidad es el despliegue infinito de una fuerza indestructible.

Debe llegar un punto en el que es necesario abandonarlo todo, un punto en el que se comprende que se deben soltar todos los puntos que nos unen a lo establecido, y en que se destruye el sentido de todo lo determinado. En ese punto, la consciencia superior de la unidad se despierta. Un nuevo sentido puede ser posible, y se debe crear.

Si la existencia es lo mismo que lo superior. Si sólo se puede concebir la existencia como el despliegue de una fuerza superior. Si todo lo que existe guarda el anhelo secreto de una vida mejor. Entonces podemos afirmar que la dignidad de lo humano consiste en despertar ese anhelo y desplegarlo en la forma de una consciencia individual. El individuo es una fuerza que se quiere volver consciente. El individuo es en realidad una consciencia universal, que quiere percibirse a sí misma. Somos el anhelo secreto del infinito, que quiere florecer en el instante.

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