Por: Juan Carlos López Castrillón
El pasado martes 11 de febrero se realizó una reunión entre el alcalde de Popayán, algunos animalistas y unos pocos concejales en el Centro de Bienestar Animal (CBA) o Refugio Animal, como cariñosamente le llaman algunos animalistas.
El tema era presentar el estado actual de la obra (ya recibida al 100% por la administración) y explicar por qué no se pone a funcionar, situación que se excusa en los costos de funcionamiento.
Según el alcalde la operación vale 2.400 millones al año, dinero con el que – supuestamente – no contaría la administración; pero los concejales presentaron otras cifras, que redondean los 1.200 millones al año. ¿Cuáles son los motivos de la divergencia?
1. El alcalde suma en los costos la vigilancia, el aseo y los servicios públicos (que ya se pagan por funcionamiento y no deberían ni pueden financiarse con el rubro de PPA).
2. No se está teniendo en cuenta el personal, los elementos, equipos e insumos con los que ya cuenta la administración.
3. No se contemplan convenios con instituciones que pueden aportar personal para reducir costos asociados a la prestación de servicios.
4. Al analizar los recursos disponibles olvidan que la Política Pública Animalista obliga a la administración a destinar 640 salarios mínimos mensuales al año para la protección y el bienestar animal.
5. La administración no está teniendo en cuenta el dinero que debe incorporar a través de los recursos del balance, correspondientes a lo no ejecutado en 2024. La Secretaría de Salud solo ejecutó el 20% de la PPA y tendría un saldo superior a $700 millones para adicionar a dicha política, porque los recursos son de destinación específica, no pueden usarse para nada más, según el acuerdo 40 de 2018 del concejo municipal.
Las cuentas de los puntos 4 y 5 elevan el presupuesto de la PPA del 2025 a más de 1.600 millones. Pero, si faltara dinero, el municipio puede destinar recursos de libre destinación para complementar lo ya existente, no se trata de un gran esfuerzo ¿Si se han invertido cientos de millones en eventos que se realizan en un solo día, por qué no hacerlo por los animales más vulnerables?
Conclusión: el alcalde dice que no hay plata para el funcionamiento. Los concejales Andrés Sarria y Paulo Manrique le dicen que sí y le demostraron que el refugio podría empezar a funcionar de inmediato.
En aras de buscar un punto de entendimiento se podrían explorar las siguientes opciones, que no son excluyentes entre sí:
A) Apertura inicial de los servicios más urgentes que reclaman las fundaciones, rescatistas y proteccionistas y ampliación paulatina de los demás servicios, con lo cual las actividades educativas sobre la protección animal y hasta las mismas esterilizaciones podrían efectuarse en las dos salas de cirugía de ese sitio.
B) Asignación de recursos adicionales (del rubro de libre de destinación) para cubrir los conceptos que – de acuerdo a la versión de la Alcaldía – hacen falta para la operación.
C) Firma de convenios que permitan la articulación con instituciones que puedan apoyar las labores de servicios personales, como universidades o el Sena a fin de reducir costos, tal como la misma administración lo ha esbozado.
Tercerizar al 100% la operación no es una opción viable porque el municipio tendría que poner más recursos (por la carga de impuestos y la utilidad del operador) que los que deberá invertir si acude a un modelo mixto en cabeza de la administración municipal.
Alcalde, si hay una causa que mueve emociones es la animalista. Más del 62% de los hogares de Popayán tienen mascotas y muchos más se declaran amantes de los animales, cerrarse a la banda en este tema es una causa perdida. En algún momento el CBA o Refugio Animal se abrirá, recordemos que existe hasta una sentencia judicial que obliga a ello, en virtud a una acción popular de hace varios años. Decida usted cómo quiere pasar a la historia.