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Navidad en Popayán: Dulce tradición con chirimía

Por: Juan Pablo Matta Casas

La Navidad en Popayán es un viaje único a través de las emociones, los sabores y los sonidos que nos definen como payaneses. Es una época en la que nuestras tradiciones cobran vida, y la esencia de nuestra cultura se manifiesta en cada esquina, en cada casa y en cada celebración. Entre los múltiples elementos que hacen de estas festividades algo especial, la chirimía y el plato de nochebuena se erigen como símbolos inconfundibles de nuestra identidad, mezclando la alegría de la música con la dulzura de una tradición que ha perdurado a través de los siglos.

En Popayán, la música es más que un simple acompañamiento; es el alma misma de nuestras celebraciones. Durante la Navidad, la chirimía se convierte en la banda sonora de nuestras festividades. Este conjunto musical popular, conformado por tambores, guasas, carrascas y las emblemáticas flautas traversas de carrizo o PVC, resuena en las calles y en los corazones, evocando una alegría ancestral que une a las generaciones pasadas con las presentes.

La chirimía no solo es un símbolo de la región, sino también una expresión de la riqueza cultural que compartimos con el mundo. Sus melodías animan las reuniones familiares y los eventos comunitarios, marcando el ritmo de las fiestas navideñas. Al escucharla, somos transportados a un Popayán de antaño, donde las comparsas y las celebraciones callejeras hacían vibrar la ciudad con su energía y colorido.

Sin embargo, la chirimía no es solo música; es una declaración de identidad. Es nuestra manera de decirle al mundo que, aunque el tiempo pase y las tradiciones evolucionen, seguimos siendo fieles a nuestras raíces. En cada nota, en cada tamborilear, se encuentra la esencia de lo que significa ser payanés.

Si la chirimía es la música de nuestra Navidad, el plato de nochebuena es su sabor. Esta tradición dulce y generosa refleja la manera de ser del payanés, especialmente en la forma en que celebramos el nacimiento del Niño Dios. El plato de nochebuena, una colorida bandeja llena de calados, frutas y amasijos, es una manifestación tangible de nuestra historia y de las influencias culturales que han dado forma a nuestra identidad.

Los calados o conservas de frutas son el corazón de este plato. Limones, cidras, brevas, naranjas, papayas y ajíes dulces, cuidadosamente cocidos en almíbar, nos hablan de una tradición dulcera que tiene sus raíces en los conventos y monasterios coloniales. Fue en estos espacios donde la repostería europea se fusionó con las frutas locales, dando lugar a una expresión culinaria única que sigue viva hasta hoy.

A esta dulzura se suman los amasijos como rosquillas, hojaldras y buñuelos de almidón de yuca, que aportan una textura y un sabor que nos conectan con nuestras raíces hispanas, americanas y africanas. La disposición de estos elementos en la bandeja no es casual; cada detalle busca reflejar la alegría navideña y la generosidad de quien ofrece el plato, a menudo adornado con imágenes alusivas a la Navidad o pequeños pesebres artesanales.

Aunque las tradiciones navideñas han cambiado con el tiempo, la esencia de la nochebuena y la chirimía sigue siendo la misma. Son símbolos de una Popayán que, a pesar de los retos de la modernidad, sigue encontrando en sus raíces la fuerza para mantenerse auténtica.

La Navidad en Popayán no sería la misma sin la música y los sabores que nos hacen únicos. La chirimía y el plato de nochebuena no son solo tradiciones; son legados que trascienden el tiempo, conectándonos con nuestras raíces y con quienes nos precedieron. En sus melodías y dulzuras se encuentra la historia de un pueblo que celebra con alegría y generosidad, que encuentra en la simplicidad de sus tradiciones una riqueza incomparable.

Que esta Navidad sea un momento para valorar lo que somos, para celebrar nuestra identidad y para compartir con orgullo las tradiciones que nos hacen diferentes. Al ritmo de la chirimía y con el sabor del plato de nochebuena, sigamos construyendo un Popayán que, con cada Navidad, reafirma su lugar en el corazón de quienes lo llaman hogar.

¡Feliz Navidad a todos!

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