Juan Pablo Matta Casas
La próxima COP 16 en Cali es una oportunidad única para que Colombia demuestre su compromiso con la biodiversidad y el desarrollo sostenible en el escenario internacional. En este contexto, el “Pacto por el Desarrollo Sustentable e Incluyente del Departamento del Cauca”, firmado en 2018, cobra una relevancia crucial, especialmente cuando consideramos la importancia ambiental de esta región del país. El Cauca, con sus riquezas naturales y culturales, no solo es vital para la biodiversidad colombiana, sino que tiene un papel clave en la conservación a nivel global.
El Cauca alberga algunos de los ecosistemas más importantes de Colombia, siendo el Macizo Colombiano su joya más destacada. Este territorio es conocido como la “estrella fluvial” del país, ya que de sus montañas nacen algunos de los ríos más importantes, incluyendo el Cauca, el Magdalena, el Patía y el Caquetá, que en conjunto suministran agua al 70% de la población colombiana. Estos recursos hídricos son esenciales no solo para la subsistencia de millones de personas, sino también para la producción agrícola y energética del país. No obstante, los ecosistemas que sostienen estos ríos están bajo amenaza, principalmente debido a la deforestación, la minería ilegal y la expansión de actividades agroindustriales.
El Pacto por el Cauca fue la conclusión de intensas jornadas de discusión en el año 2018, que lograron un consenso político y social sobre la importancia del Macizo Colombiano. El pacto se estructura en torno a cuatro grandes sistemas: el sistema ambiental y territorial, el sistema económico, el sistema social, y el sistema de vida, derechos humanos y paz.
Es en este escenario donde el “Pacto por el Cauca” se presenta como una hoja de ruta fundamental para proteger el futuro ambiental de la región. Este acuerdo tiene como objetivo central convertir al Cauca en un eje de desarrollo sostenible para el año 2022, estableciendo un equilibrio entre el crecimiento económico, la conservación ambiental y el respeto por las comunidades locales. Con propuestas concretas que abarcan desde la reforestación y la restauración de áreas degradadas hasta la implementación de tecnologías limpias y la promoción del turismo ecológico, el Pacto por el Cauca ofrece una respuesta clara y efectiva a los desafíos que enfrenta la región.
El pacto plantea una serie de propuestas ambiciosas, entre las que destacan el impulso de energías renovables no convencionales, como la energía solar y eólica, y la reforestación de áreas afectadas por la minería ilegal, que cubren aproximadamente 1.054.038,79 hectáreas del departamento. Estas medidas no solo buscan mitigar el impacto ambiental de actividades extractivas, sino que también apuntan a generar nuevas oportunidades económicas para las comunidades locales. La idea es que el Cauca se convierta en una región pionera en la implementación de prácticas sostenibles que puedan ser replicadas en otras partes de Colombia y del mundo.
En el marco de la COP 16, el “Pacto por el Cauca” tiene un valor simbólico y estratégico. En un momento en que el mundo enfrenta una crisis ambiental sin precedentes, con la pérdida acelerada de biodiversidad y el incremento de las emisiones de carbono, Colombia tiene la oportunidad de demostrar que el desarrollo económico no tiene que estar reñido con la protección ambiental. La propuesta de declarar al Macizo Colombiano como una entidad sujeta de derechos, con un enfoque en su protección, conservación y restauración, es un ejemplo claro del tipo de soluciones innovadoras que el país puede presentar ante la comunidad internacional.
En un momento en que la COP 16 pondrá el foco en la protección de la biodiversidad global, Colombia tiene la oportunidad de destacar con un plan claro y bien estructurado que muestra cómo es posible alcanzar un desarrollo sostenible en una de las regiones más diversas y vulnerables del país. El éxito de este pacto no solo beneficiará al Cauca, sino que también enviará un mensaje poderoso al mundo: que es posible preservar el medio ambiente mientras se promueve el crecimiento económico y el bienestar social. Ahora más que nunca, es necesario que el país y la comunidad internacional se unan para asegurar que este pacto se convierta en una realidad.
