Por: Sebastián Silva-Iragorri
Repasando varias de mis columnas he encontrado con gran agrado aciertos indiscutibles sobre métodos y resultados de la política en el plano nacional e internacional. Alguien con quien me encontré en estos días me comentó que parecía un visionario a lo cual le contesté que más que profeta o futurista había aprendido a leer las señales de la política, a analizar las intenciones expresadas y a poder discernir las perspectivas de los gobiernos de las promesas y las estrategias que acompañadas de los respectivos contextos predicen los caminos reales de las palabras, frases, discursos y acciones.
¿Cuántas veces hemos dicho que la falta de lucha contra los cultivos para uso ilícito iba a causar graves problemas al País? Miremos el avance de la deforestación que daña el medio ambiente y se suma a los problemas del cambio climático. Además, el aumento de esos cultivos alimenta la transformación en cocaína que al producir inmensas ganancias ha sido la causa de la guerra vigente entre bandas, disidencias, carteles y grupos organizados disputándose rutas y terrenos para adueñarse de las mayores partes del negocio, es decir son causantes de mayor violencia. Esta violencia riega de víctimas el territorio nacional y detiene todas las posibilidades de progreso. El gobierno dice que ahora hay más toneladas de cocaína incautadas, pues claro, si hay más cocaína en el mercado puede parecer que hay más confiscaciones, sin embargo, frente a la proporcionalidad comparada con años anteriores entre producción e incautación se ha disminuido, lo que demuestra una lucha falsa contra la droga.
El otro tema que he relatado hasta la saciedad es el relativo a la salud. Se ha buscado por todos los medios debilitar el sistema y colocarlo como ejemplo de un desastre anterior y así implantar de nuevo la intervención extrema del Estado con el sistema socialista al fondo. Es tan grave insistir en reformas equivocadas que el resultado es decadente. Ver las filas de hombres y mujeres en interminables horarios para conseguir un medicamento bajo el sol y la lluvia en desesperadas horas de ansiedad y angustia es una visión vergonzosa, ofensiva y degradante de la dignidad humana. Muchas veces lo denunciamos y hoy lo estamos viendo, es el resultado del totalitarismo en las decisiones y de la persistencia en el error ya demostrado.
En el plano internacional tal como lo anunciamos avanza el proceso en búsqueda de la paz entre Rusia y Ucrania. Ya empieza una tregua y siguen conversando las delegaciones y Trump y Putin siguen hablando, es decir el proceso avanza, algo inimaginable en los años anteriores.
Los mecanismos de participación democrática deben usarse para obtener la expresión soberana del pueblo, pero no deben utilizarse como simples estrategias políticas de movilización con otros objetivos que en realidad burlan la voluntad popular. Ejemplos hay varios, la utilización del famoso plebiscito que recibió mayoría del NO y fue desconocido burlándose de la voluntad popular. Luego, una candidata a la Alcaldía de Bogotá propuso y logró que le aprobaran una Consulta para luchar contra la corrupción y fue derrotada esa consulta, pero le sirvió para obtener la alcaldía por la movilización lograda y la visibilidad obtenida con un costo para el Estado cercano a los 400 mil millones de pesos. Ahora se quiere hacer lo mismo, ya lo habíamos denunciado, acudir a una Constituyente o a una Consulta con el argumento de que no le han aprobado las reformas y que se necesita del pueblo que antes se desconoció en el Plebiscito. La actual Consulta propuesta no es más que una estrategia para impulsar las listas al Congreso y la carrera presidencial. Esa es la jugada en la cual no debemos caer. Es la visión de una trama que se ve aparecer como posible tabla salvadora de una extrema que languidece en el fracaso y que desea permanecer en el poder. No podrán hacerlo ante la incontenible marcha de las mayorías con la voluntad indiscutible de victoria.
