Por: Sebastián Silva-Iragorri
Hay cosas muy demoradas como las sentencias de la JEP contra los líderes de las antiguas FARC o el juicio contra Nicolás el hijo de Petro, pero hay cosas muy rápidas y ligeras como los datos del DANE sobre el desempleo y la inflación que parece que fueran tomados en otro País y no en Colombia, donde la realidad es completamente distinta. Hay cosas aburridas como una alocución presidencial actual o un partido de fútbol arreglado, pero hay cosas muy alegres, como el arribo del avión o el tren o el barco en el lugar donde nos encontremos y que en ese medio llegue el amor. Hay promesas incumplidas, la mayoría son las que se hacen en el momento en que dan las 12 de la noche del 31 de diciembre. Hay también rápidas horas cuando estamos en buena compañía, pero también hay largas esperas como la ansiedad por la terminación de un mal gobierno.
Vamos a la realidad, faltan pocas horas para finalizar el año 2024 e iniciar un año que en Colombia será electoral pues se activarán las diversas campañas ya que en marzo de 2026 arrancamos las jornadas electorales con la elección del nuevo Congreso anterior a la elección del presidente de la República. Descartado el tal acuerdo nacional y la Constituyente de Petro y derrotada la reforma política todo se dirige ahora a barajar nombres para el parlamento y a elaborar listas de presidenciables con las mejores calidades y preparación.
El viento parece dirigirse hacia un riguroso cambio de lo actual, así lo indican las encuestas y las predicciones con proyecciones y análisis reflexivos. La mayoría tiene una mala percepción del gobierno y de sus pocas ejecuciones, además de crisis en Icetex y freno en viviendas sociales, pero con alto gasto en funcionamiento y burocracia. Se percibe malestar con la composición del gabinete ministerial, integrado por personas que en su mayor parte ignoran los temas y políticas de sus carteras. Las reformas hasta ahora se han convertido en un fracaso, la única que ha pasado es la pensional y tiene cientos de demandas en la Corte Constitucional. Ante la avalancha de gastos inútiles y la falta de una política estricta y real de austeridad, el Congreso rechazó la última reforma tributaria escondida bajo el nombre de ley de financiamiento. Nadie quiere pagar más impuestos cuando observa que el gobierno derrocha y no hay esfuerzos por detener esa vena rota del despilfarro público. La reforma a la salud ha tenido un trámite equivocado, pues si reestructura el sistema debe aprobarse como ley estatutaria, con un camino distinto a ley ordinaria. Lo que da lástima, es que la intervención de Petro, Carolina Corcho y Jaramillo en el tema de la salud, está destruyendo el sistema; muchas EPS en agonía o intervenidas, falta de medicamentos y filas interminables de gente reclamando con sus fórmulas en la mano. El nuevo presidente lo primero que debe hacer es frenar todos estos daños y volver a restaurar el sistema con ajustes y correcciones que lo vuelvan a colocar en el sendero del servicio oportuno y confiable tanto en la parte urbana como rural. Termina el año y las insatisfacciones son muy grandes y la corrupción galopante. Hay votantes de Petro tan arrepentidos que solo les falta pedir perdón públicamente porque creo que ya lo hicieron en el sacramento de la confesión.
Está llegando la hora de unir las fuerzas que deseen la transformación de Colombia bajo los criterios de un capitalismo con rostro humano y que aspiren al restablecimiento del orden, la seguridad y la justicia en todo el territorio nacional. Esperamos que unidos los partidos y acordados en un nuevo rumbo procedan a aprobar el método de selección que desemboque en la candidatura única que encare las elecciones y logre triunfar para tranquilidad, paz y armonía entre los colombianos. A todos mis compatriotas, feliz año 2025, lleno de salud, bendiciones y prosperidad.
