Por Eduardo Nates López.
Realmente, en estos momentos que vive el país, uno no sabe a cuál polémica poner atención para elaborar una columna de opinión actualizada… Hay revuelo político, económico, social, ambiental, climático, de orden público etc. Justamente por eso decidí hacer referencia a una controversia local que ha ocupado varios estrados noticiosos y que gira alrededor de la presencia de turistas en Popayán, en la temporada de Semana Santa y las extrañas y casi absurdas diferencias entre la información oficial y la real.
Comienzo por relatar una vieja anécdota de mediados del siglo pasado, de un comentarista taurino español de una población muy pequeña pero, eso sí, con una bella placita de toros que llamaba la atención como la mejor construcción del pueblo. A un orgulloso habitante de la localidad le preguntaron cuántos aficionados cabían en la plaza de toros, a lo que orgulloso respondió: “…No recuerdo muy bien si son mil quinientos o quinientos mil…”
Con un grado de precisión muy similar al anterior, han aparecido las informaciones estadísticas oficiales sobre el número de visitantes que acudieron a esta ciudad en Semana Santa. Y para ello hago referencia a la valiente intervención que hizo en el salón del Concejo Municipal de esta ciudad, la representante de COTELCO Cauca, Katherine Vargas, donde se permite, con toda la educación del caso, y con toda la razón, aclararle a la autoridad municipal que “no fueron 134.079 visitantes los que arribaron a la ciudad en esa semana…” Esa es la cifra de despachos del Terminal de Transportes de Popayán. En la realidad, los hoteles permanecieron prácticamente vacíos, las ventas de artesanías y de comida recogieron sus mercancías y alimentos y se resignaron a un destino por demás inmerecido, a causa de los factores que mantienen atribulada a esta región, a esta ciudad y su gente: La falta de autoridad y de compromiso de la clase dirigente regional y al gobierno nacional, que solo está interesada en los pobladores y trabajadores a la hora de las elecciones o de cualquier otra figura democrática como la tal Consulta Popular, que no es más que un artilugio del excéntrico y truhan presidente Petro para mantenerse en el poder, insultando al país…
Es muy triste para la ciudad y la región asistir a una realidad como la actual. Y peor aún, si a ello le sumamos cifras absurdamente equivocadas. Es indudable que la Semana Santa es una temporada que ilusiona a la ciudad, sin distingos de clase, no solo por las procesiones y actos religiosos sino por las posibilidades económicas que se abren para todo el sector turístico. Como dice Katherine Vargas en su video: “Hay artesanos que con lo que obtienen en Semana Santa, viven el resto del año, hasta la próxima temporada…
Pero analizando la cruda realidad: ¿Quién diablos vendría a Popayán en calidad de turista?… con unas amenazas latentes de toma de la carretera panamericana por los motivos más insignificantes; Más muertes y actos terroristas todos los días en los municipios del Cauca; y además, el Jueves Santo a las 6:30 de la mañana, la “cereza del pastel”: explotan una bomba en la Estación de Policía de Mondómo, en plena carretera panamericana, con muertos y destrucción incluidos…
Vinieron sí, los cargueros, regidores y demás partícipes de los desfiles sacros, residentes fuera de Popayán, para quienes su visita anual es un acto de fe y amor incancelable por su ciudad. Pero, en términos de turistas, fueron sonoras las noticias de cancelación de reservaciones hoteleras y visitas familiares. ¡Los museos tuvieron una disminución de visitantes del 48% y la ocupación hotelera llegó al 8%!!!
No cabe la menor duda de que a las autoridades actuales les va a tocar estrujarse la imaginación para diseñar mecanismos y tomar medidas (desde ahora…) que impidan que las actividades propias y complementarias de Semana Santa, comiencen a desaparecer, porque eso sí sería digno de la frase: “apague y vámonos”…
Como dice una de las frases lapidarias inscrita en una de las caras de la cruz de Belén: “Oremos, para que la destrucción no sea total”