Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.
El atentado ocurrido en el barrio La Esmeralda no puede ser visto como un hecho aislado. La explosión de un artefacto en un establecimiento comercial es un mensaje, aunque aún no sepamos con claridad de parte de quién ni con qué intención. Si bien la comunidad reaccionó rápido y pudo entregar a las autoridades al responsable material de los hechos, lo que realmente importa ahora es esclarecer si detrás de este suceso hay un patrón más amplio, una intención de control o una práctica extorsiva que, hasta el momento, Popayán había logrado evitar, al menos en las dimensiones que enfrentan otras ciudades.
Las autoridades policiales han destacado con razón que, a diferencia de otras capitales, nuestra ciudad ha permanecido al margen de los esquemas de extorsión más agresivos, esos en los que no solo se exige un pago a comerciantes y empresarios, sino que también se impone un dominio sobre sectores enteros de la ciudad, donde las bandas y grupos armados definen quién abre, quién cierra y bajo qué condiciones se trabaja. Hasta ahora, Popayán había resistido esa dinámica. Por eso, es fundamental preguntarse si el atentado de La Esmeralda es un episodio aislado o el síntoma temprano de una realidad que está cambiando. ¿O la enfermedad ya estaba presente y las autoridades no lo sabían o lo negaban?
Investigar no es solo una opción, es una necesidad urgente. No se trata únicamente de identificar al autor intelectual de este ataque, sino de entender si hay un trasfondo más profundo. ¿Ha cambiado el panorama criminal en la ciudad? ¿Estamos ante un intento de sembrar terror entre los comerciantes? ¿Se trata de una disputa entre actores ilegales que buscan presencia en la zona? Estas son preguntas que las autoridades deben responder con prontitud, porque la diferencia el futuro de Popayán depende de ello. Estamos entre frenar a tiempo un fenómeno de este tipo o permitir que eche raíces.
Si algo ha empezado a germinar, todavía estamos a tiempo de evitar que crezca. Pero eso solo será posible con un esfuerzo conjunto de investigación, prevención y respuesta rápida. La seguridad de los comerciantes, de quienes transitan por las calles y de la ciudad en su conjunto depende de ello.