La actividad del Puracé y la lluvia de cenizas en Popayán han obligado a suspender clases. Entender los riesgos es clave para proteger a los más pequeños.

Por: Alejandro Zúñiga Bolívar
La reciente erupción de ceniza del volcán Puracé ha generado preocupación en la comunidad de Popayán. La Secretaría de Educación Municipal emitió un comunicado recomendando la suspensión temporal de clases en colegios públicos y privados para proteger la salud de los niños y niñas, quienes son especialmente vulnerables a los efectos de este fenómeno natural.
El volcán Puracé, ubicado a unos 25 kilómetros de Popayán, es uno de los más activos del país, y su reciente actividad ha cubierto partes de la ciudad con una fina capa de ceniza. Aunque esta puede parecer inofensiva, contiene partículas microscópicas de vidrio y roca que pueden causar serios problemas de salud, sobre todo en los más pequeños, cuyo sistema respiratorio está aún en desarrollo.
Los riesgos para los niños son variados, pero los más comunes están relacionados con el sistema respiratorio. Al inhalar ceniza, los menores pueden experimentar irritación en las vías respiratorias, lo que provoca tos, secreción nasal y, en casos más graves, dificultad para respirar. Este riesgo es mayor en aquellos con condiciones como asma o bronquitis, ya que las partículas pueden desencadenar episodios severos que requieran atención médica urgente.
Los ojos también están en riesgo. Las partículas suspendidas en el aire pueden provocar irritación ocular, enrojecimiento y una sensación de cuerpo extraño que incomoda significativamente a los niños. Además, el contacto con la piel, especialmente si esta no está protegida, puede generar irritación, picazón y enrojecimiento, afectando aún más el bienestar de los pequeños.
Frente a esta situación, la Secretaría de Educación ha enfatizado la importancia de tomar medidas preventivas inmediatas. “La salud y seguridad de nuestros niños y niñas es nuestra principal preocupación“, señaló Robinson Felipe Acosta Ortega, secretario de Educación de Popayán, en el comunicado oficial. También instó a los padres y tutores a mantener a los menores en casa hasta que las condiciones mejoren.
Esta medida de suspensión de actividades escolares busca evitar una exposición innecesaria a la ceniza. Sin embargo, no solo se trata de permanecer en casa. Es fundamental que las familias adopten prácticas de protección como mantener ventanas y puertas cerradas, limpiar frecuentemente las superficies y asegurarse de que los niños utilicen mascarillas si deben salir.
Por ahora, el llamado es a la prudencia y a la acción colectiva. Proteger a los niños de los efectos de la ceniza volcánica no es solo una cuestión de precaución inmediata, sino una inversión en su bienestar futuro. Mientras tanto, la naturaleza nos recuerda que, aunque poderosa y a menudo impredecible, es posible mitigar sus impactos con medidas responsables y coordinadas.