La exposición a la ceniza volcánica afecta la salud respiratoria, ocular y dérmica de perros y gatos. Conocer cómo protegerlos es esencial en situaciones de emergencia volcánica.
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar
La actividad volcánica no sólo representa un desafío para los humanos, sino que también puede tener graves consecuencias para las mascotas, en especial perros y gatos. La ceniza, compuesta por partículas diminutas de roca y minerales, se dispersa fácilmente en el aire y puede ser inhalada o entrar en contacto con la piel y los ojos de los animales, causando problemas que no siempre son evidentes a primera vista.
Cuando estas partículas se inhalan, las vías respiratorias de las mascotas son las primeras en resentirse. Estornudos frecuentes, tos y secreciones nasales pueden ser las señales iniciales de que algo no está bien. En casos más graves, estas partículas pueden alcanzar los pulmones y desencadenar enfermedades como bronquitis o neumonía, especialmente en animales con problemas respiratorios preexistentes.
La salud ocular y la piel tampoco quedan exentas del impacto de la ceniza. En los ojos, el contacto con estas partículas finas puede provocar conjuntivitis, que se manifiesta en enrojecimiento, lagrimeo constante y secreciones. Por otro lado, la exposición prolongada de la piel puede ocasionar irritaciones y agravar condiciones dermatológicas existentes, un problema que puede intensificarse si los animales no son limpiados adecuadamente tras estar en contacto con ceniza.
Proteger a los animales en estas situaciones requiere medidas simples pero cruciales. Una de las principales recomendaciones es mantenerlos en interiores durante la caída de ceniza, limitando al máximo su tiempo al aire libre. Si es necesario que salgan, es ideal cubrir su cuerpo con ropa protectora y limpiar cuidadosamente sus patas, ojos y pelaje al regresar. También se debe prestar atención a su alimentación, asegurándose de que los recipientes de comida y agua estén cubiertos o en lugares protegidos para evitar la contaminación. Reducir su actividad física durante estos eventos es igualmente esencial, ya que correr o jugar al aire libre incrementa la probabilidad de inhalar partículas dañinas.
En este contexto, resulta fundamental observar a las mascotas con detenimiento. Cualquier señal de dificultad para respirar, ojos irritados o secreciones anormales debe ser motivo para buscar atención veterinaria inmediata. Según expertos, un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia entre un tratamiento rápido y complicaciones mayores que afecten gravemente la calidad de vida de los animales.
