
En lo profundo del sur colombiano, entre las cordilleras Central y Occidental, se prepara una de las festividades religiosas más singulares y conmovedoras del país: las Fiestas del Sagrado Corazón de Jesús en el municipio de Bolívar, Cauca.
Por: Jesús Alberto Aguilar Guerrero.
El evento, que reúne a campesinos, indígenas, afrodescendientes, mestizos y a las colonias de bolivarenses provenientes de distintas ciudades de Colombia y el extranjero, destaca por la procesión de 150 imágenes en miniatura del Sagrado Corazón de Jesús, acompañadas por chirimías, murgas y conjuntos musicales que avivan el espíritu de miles de devotos.
Más que una festividad, es un acto de profunda devoción. Las alumbranzas, oraciones, súplicas y plegarias, como aquella que implora por la pacificación del Cauca, son el reflejo de una comunidad que encuentra en su fe la fortaleza para afrontar las adversidades. “Oh Dios todopoderoso y eterno… ayúdanos con la pacificación de esta Cauca necesitado”, es una de las oraciones que resonarán entre los asistentes.

La celebración se realizará luego del Corpus Christi, en una continuidad espiritual que enlaza la Eucaristía con el Corazón de Jesús, símbolo de amor, entrega y misericordia. Esta conmemoración, que tiene lugar 71 días después de la Pascua, fue instaurada en Colombia en 1902 por iniciativa del arzobispo Bernardo Herrera Restrepo, como un acto para pedir el fin de la Guerra de los Mil Días. Desde entonces, la devoción se expandió por varios departamentos del sur, cobrando especial arraigo en Bolívar, donde sus habitantes —los “bolsiverdes”— la han convertido en emblema de su identidad.
La administración municipal, ha dispuesto de todas las medidas logísticas y de seguridad para garantizar el desarrollo pacífico de la festividad, brindando además apoyo a los sectores rurales que, año tras año, hacen parte activa de esta manifestación religiosa.
En tiempos donde la violencia y la incertidumbre golpean muchas regiones del país, Bolívar se levanta como un faro de esperanza, recordando a Colombia y al mundo que la fe también puede ser un camino hacia la paz. Porque en este rincón del Cauca, donde se celebra el Corazón de Jesús, también se palpita el anhelo colectivo de una nación reconciliada.
“Considera que el Señor nos mira siempre desde su Corazón Sagrado, en el cual vivimos”.
