La muerte de alias Esteban Medina, excabecilla de la Dagoberto Ramos, revela fracturas y tensiones internas en el Estado Mayor Central de las disidencias de las Farc, en medio de la presión estatal y el debilitamiento del diálogo con el Gobierno.

Redacción El Liberal
Una nueva fisura quedó al descubierto en el Estado Mayor Central (EMC) de las disidencias de las Farc tras conocerse la ejecución de Jhon Edison Piamba Cayapú, alias Esteban Medina, excabecilla de la estructura Dagoberto Ramos. Según información revelada por El Tiempo y confirmada por fuentes de inteligencia militar, la sentencia fue dictada por un consejo de guerra interno y ejecutada por órdenes directas del máximo comandante del EMC, alias Iván Mordisco.
El hecho ocurrió en zona rural del municipio de Suárez, Cauca, territorio de influencia de la estructura Jaime Martínez. Allí, Medina —figura clave para el EMC en el suroccidente del país— fue citado bajo pretextos operacionales y ajusticiado con impactos de arma larga en zonas vitales. Su muerte, más allá de tratarse de un castigo interno, pone en evidencia profundas divisiones dentro del grupo armado.
Alias Esteban Medina fue degradado hace seis meses debido a su comportamiento errático, su creciente adicción al alcohol y múltiples asesinatos de civiles cometidos sin autorización, especialmente cuando se encontraba bajo efectos del licor. Según un oficial de inteligencia “cuando se emborrachaba, asesinaba campesinos sin ningún tipo de orden o criterio”, generando rechazo tanto en la estructura como entre las comunidades locales.
Pese a haber sido retirado del segundo mando de la Dagoberto Ramos, se le permitió seguir vinculado al EMC, decisión que terminó revocándose tras una deliberación interna. La ejecución, según analistas, puede interpretarse como una señal de debilitamiento del mando unificado dentro del EMC o, por el contrario, como una maniobra de disciplina para evitar mayores vulnerabilidades frente a las ofensivas estatales.
Esteban Medina, de origen indígena Nasa, operaba en municipios estratégicos del Cauca y Valle del Cauca como Corinto, Miranda, Jamundí y Dagua. Fue una ficha clave en la articulación entre las estructuras Jaime Martínez y Dagoberto Ramos, encargándose de coordinar rutas del narcotráfico, ejecutar acciones armadas contra la Fuerza Pública y promover el reclutamiento forzado en la región.

Su eliminación ocurre en un momento de alta presión para las disidencias, con operaciones militares intensificadas en departamentos como Meta y Cauca, y con los canales de diálogo con el Gobierno nacional actualmente suspendidos. Todo ello dibuja un escenario de creciente fragilidad para un grupo que, pese a su poder armado, muestra señales de deterioro interno y pérdida de cohesión.
La muerte de alias Esteban Medina no solo marca el fin de uno de los comandantes más violentos y cuestionados del EMC, sino también el inicio de una etapa incierta para una organización que, bajo el mando de Iván Mordisco, enfrenta crecientes desafíos tanto externos como dentro de sus propias filas.