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Diana Villamarín Piedrahita

En un evento, presentando a Mateo Quilindo poeta y cantautor

Hoy hablamos con la escritora y docente Diana Villamarín, quien nos cuenta parte de su vida, sus sueños y ese amor ferviente por la literatura y su deseo de transmitirle a los niños el gusto por las letras.

Por Antonio María Alarcón Reyna

Mi mami

Familia

Nací en Popayán, un 10 de junio de 1987. En una casa sencilla en Camilo Torres donde los sueños cabían en la maleta de mi mami y el olor del arroz recién hecho era más importante que cualquier prisa pues aún hoy es uno de mis placeres cuando la visito. Desde entonces, no he dejado de habitarme con preguntas y asombros y es mi madre quien me inspira y apoya, aunque pensemos o seamos tan distintas.

Mi madre es Martha Piedrahita, una mujer bella, elegante, de esas que caminan con dignidad, aunque el alma esté cansada. Me enseñó a vivir con principios, con valores firmes y con fe en el amor que se entrega sin medida. Ella ha sido mi sostén más fuerte: me apoyó en mis estudios, confió en mis decisiones, y aún hoy, en medio de la maestría, me recuerda que puedo seguir soñando.

Mi padre fue Tulio Hernán Villamarín, un hombre alegre, emprendedor, de esos que juegan con los hijos como si el mundo entero se detuviera en la risa. Me regaló una infancia feliz y algo de su carácter vive en mí cada vez que me lanzo a un nuevo proyecto. Murió cuando yo tenía diez años. Desde entonces, leer se convirtió en mi manera de entender el silencio, y escribir, en mi forma de tocar su ausencia.

Tuve dos hermanitos por parte de mi madre que partieron demasiado pronto, siendo bebés, dejando un silencio tierno en la memoria, pero siempre conservando su lugar como hermanita mayor y hermanito menor. Por parte de mi padre tengo tres hermanos mayores, aunque nuestras vidas han tomado caminos distintos y no compartimos mucho, los aprecio y trato de seguirlos en redes sociales y saber algo sobre mis sobrinitos. Prefiero guardar lo que fue, en la intimidad de lo que duele y también de lo que alguna vez fue amor.

Ellos, mi hogar.

Mi esposo es filósofo y mi amado escritor Jhon Durán Fuentes, mi amor y compañero, quien acaba de publicar su décimo libro. Es un hombre que admiro profundamente, que me ha enseñado la pausa, el asombro por las ideas, la belleza de lo simple, la filosofía de la calma y el poder de los sueños. A su lado, el amor ha dejado de ser tormenta para volverse refugio.

Soy madre de dos bellos hijos que me reinventan todos los días. Miguel Ángel, tiene 15 años y un alma intensa. Heredó muchas de mis cualidades y también un carácter férreo. Es visionario, líder nato, inquieto y lleno de talentos que afloran según su ánimo. Gracias a él, aprendí a pisar firme y a buscar siempre ser mi mejor versión, porque lo que enseño con mi vida pesa más que cualquier palabra.

Esteban, mi pequeño de 10 años, es luz. Es alegría con forma de niño, disciplinado como pocos, amante del dibujo, el fútbol y el rock. Él me recuerda cada día que la ternura también puede ser una fuerza poderosa. Estos tres hombres —mi amado y mis hijos— son mi razón de respirar, mi mayor motivación para amar, crear y entregarme con pasión a lo que hago.

Educación

Hice todo mi camino escolar, desde kínder hasta once, en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús —Salesianas—, un espacio que marcó mi infancia y adolescencia con valores, espiritualidad y amor por el conocimiento. Allí formé parte de grupos juveniles y encontré en la biblioteca mi verdadero hogar: entre sus estantes conocí a Don Quijote, a Germán Castro Caicedo y a Harry Potter. Esos primeros encuentros con la literatura encendieron la chispa que aún hoy me ilumina.

En un taller del colectivo Musas sin escaramuzas del que hago parte

Estudié Literatura en la Universidad del Cauca, y aunque también inicié Comunicación Social —una carrera que me apasiona profundamente—, la necesidad de trabajar me obligó a dejarla en pausa. Hace 2 años empecé mi maestría en Escritura Creativa con la Universidad Internacional de La Rioja, en España y acabo de titularme muy contenta por el proceso y todos los aprendizajes. Pronto un nuevo libro de Fuera de clase con Reina Carmesí, producto de mi trabajo de grado.

Cada etapa ha sido un capítulo decisivo en mi historia: me ha permitido descubrir obras que me transformaron, conocer autores que aún resuenan en mi voz y rodearme de personas luminosas que me han impulsado a ser quien soy: una mujer que escribe, educa y crea con el corazón en la mano.

Infancia

Mi niñez fue rica en lo social, jugaba con amigos de la cuadra, mis padres me daban gustos, hacíamos paseos familiares, estuve en distintos deportes, mantenía con muchas actividades que enriquecían y al final construirían mi identidad.

Desde que mi esposo publicó su primer libro en el 2017, decidimos crear un club de lectura de la mano de otros dos amigos y el maestro Jafeth Gómez que nos apoyó en el café que quedaba en la Pamba, llamado Wipala. Desde entonces, nos reunimos cada 8 días para promover la lectura, hice un diplomado en ello y noté que era algo que me movía desde dentro.

Nuestro club de lectura Entre Líneas. Aquí varios escritores que hacen parte de nuestras 6 antologías. Lanzamos la ultima el próximo viernes a las 6:30pm en la nigua en el pueblito patojo

He hecho veladas eróticas para leer en voz alta a los participantes; en los días del libro nos tomamos las calles para leerle a la gente, y en el colegio Gabriela Mistral donde trabajo y en cada uno en los que estuve, hicimos clubes de lectura y aportamos para mostrar los libros de la biblioteca a nuestros estudiantes.

Así, cada año más o menos he motivado y convocado a amigos a ser parte de las antologías de Escritores Entre líneas y este es el tercer año que en el colegio tenemos libro institucional literario con creaciones de todos los actores de la comunidad educativa.

Por otra parte, hago videos leyendo para redes sociales, aunque no hable como tal del libro o el autor, sino que muestro los fragmentos que me encantan, buscando que la gente que me escucha pueda motivarse a leer también a partir de los que ese texto le inspira o hace sentir.

Mi esposo y mis hijos me apoyan y siguen en las ideas que saben, me llenan de alegría y gozo. Las publicaciones del club de lectura me fascinan porque sé que en los libros hay escritores que antes no habían compartido sus textos y son muy valiosos. Los mensajes de exalumnos o distintas personas que me siguen en redes, diciéndome que un libro de los que recomendé o una lectura de las que les hice les ayudó a sobrellevar alguna situación. Y en especial cuando estudiantes publican como Isabella o estudian literatura inspirados en mis clases como Catalina. Por supuesto, también, qué mi hijo mayor escribiera un libro de historietas a los 7 años y luego un cuento largo para sobrellevar pandemia… uff han sido cosas muy bellas.

No he participado de concursos y no me creo tan conocida. De hecho, tu mensaje fue un gran reconocimiento para mi. Algo que atesoro y te agradezco. Nuestros amigos del club nos han hecho dos placas de reconocimiento y de Ibagué Henry Piedrahita nos dio una placa por la voz literaria y la llave de la ciudad para visitarla cuando hice el lanzamiento de Reina Carmesí mi primer libro…

Todo esto ha sido muy valioso y en también que en Popayán Ciudad libro me invitaron una vez a compartir nuestra experiencia y libros publicados y otro año a presentar las galas de poesía lo que me llenaba de emoción. Continuar desmitificando el erotismo, promover la lectura y apoyar a los nuevos escritores.

Ser docente me brinda la estabilidad y seguridad económica que necesito, ser promotora de lectura y tener el club son un gozo. Si me han invitado a eventos donde me han pagado por hacer lo que me gusta, que es leer, pero no es algo tan seguido jajaja.

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