Una avería en una subestación cercana a La Habana dejó sin electricidad a la mayor parte de la isla, afectando a millones de cubanos y resaltando la fragilidad del sistema eléctrico nacional.
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar.
En la noche del viernes 14 de marzo de 2025, Cuba experimentó un apagón nacional que dejó a millones de personas sin electricidad. Este incidente, el cuarto en los últimos seis meses, pone de manifiesto la grave crisis energética que atraviesa la isla. Según informó el Ministerio de Energía y Minas, el apagón se debió a una avería en la subestación del Diezmero, ubicada en las cercanías de La Habana, lo que provocó la caída del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).
La subestación del Diezmero sufrió una avería que ocasionó una pérdida significativa de generación eléctrica en la región occidental de Cuba, desencadenando el colapso del SEN. Este evento dejó sin servicio eléctrico a gran parte del país, incluyendo provincias orientales como Guantánamo y Santiago de Cuba.
Este reciente apagón es el cuarto que sufre Cuba en menos de seis meses. Los anteriores ocurrieron en octubre y diciembre de 2024, y en febrero de 2025, todos ellos atribuidos a fallas en infraestructuras envejecidas y a la escasez de combustible.
Causas subyacentes de la crisis energética
La crisis energética en Cuba se atribuye a varios factores:
- Infraestructura obsoleta: Muchas de las centrales termoeléctricas del país carecen de mantenimiento adecuado, lo que las hace propensas a fallas frecuentes.
- Escasez de combustible: La disminución en las importaciones de petróleo de aliados tradicionales, como Venezuela y Rusia, ha limitado la capacidad de generación eléctrica.
- Problemas económicos: La falta de inversión en el sector energético y las restricciones financieras impuestas por el embargo de Estados Unidos dificultan la modernización del sistema eléctrico.
El espejo de Cuba debería poner de presente que todos los países necesitan un sistema eléctrico funcional y sostenible. Porque si un Estado no tiene una capacidad propia para generar un sistema eléctrico propio y funcional, deben existir condiciones para que los privados tengan capacidad de inversión y participar en la prestación de este servicio público en condiciones justas, especialmente en las tarifas para el usuario.