
Su liderazgo y persistencia fueron clave en la mediación con las comunidades para permitir el regreso de los uniformados a Popayán.
Derechos de autor autorizados por: Contenido convenio El País / El Liberal. Autor: Redacción El País.
La liberación de los 28 policías y un oficial del Ejército retenidos en El Plateado, Argelia, Cauca, no fue fruto de la casualidad ni de una decisión espontánea de quienes participaron en la mediación. Detrás de este desenlace hubo una compleja negociación en la que Daniel Molano, defensor del pueblo regional del Cauca, jugó un papel determinante, garantizando la vida y el retorno seguro de los uniformados.
A diferencia de otros funcionarios del Estado que solo llegaron cuando la presión mediática era insostenible, Molano estuvo en el territorio desde el primer momento, enfrentando los riesgos de una zona donde operan las disidencias de las Farc y donde la tensión era máxima. Su papel fue clave para establecer puentes de diálogo y evitar que la crisis escalara en violencia.
Un escenario complejo y una negociación al límite
Desde el instante en que los uniformados fueron retenidos por la comunidad, la alerta se encendió en el alto mando militar y en el Gobierno Nacional. Sin embargo, el acceso a la zona era complicado y cualquier movimiento en falso podía desencadenar una tragedia.
“Nos encontrábamos en un territorio difícil, no solo por la geografía, sino por la fuerte presencia de actores armados ilegales. Pero lo que nos motivó fue la convicción de que detrás de esos uniformes había seres humanos que necesitaban salir con vida”, relató Molano, destacando su compromiso con los derechos humanos y la protección de la vida.
Desde el inicio, Molano entendió que la comunidad no actuaba solo por voluntad propia, sino que estaba presionada por estructuras ilegales que operan en el Cañón del Micay. Su estrategia fue la paciencia y la insistencia en el diálogo, manteniendo siempre una postura firme, pero sin ceder ante amenazas.
“Soy un hombre terco cuando se trata de proteger la vida. Sabía que debía quedarme ahí hasta el final. Fue así como, a eso de las 10 u 11 de la mañana del viernes 7 de marzo, logré retomar las conversaciones. Finalmente, entre las 3 y 4 de la tarde, se logró la entrega de los retenidos”, explicó Molano.
Un defensor con raíces en el Cauca y compromiso con la región
Molano no es un funcionario más. Conoce el Cauca como pocos, no solo por su labor en la Defensoría del Pueblo, sino porque ha vivido, estudiado y formado su familia en este territorio. Su arraigo con la región le ha permitido comprender de primera mano las dinámicas del conflicto y la complejidad del diálogo con las comunidades afectadas por la violencia.
“Nací aquí, me eduqué aquí, me casé aquí y aquí está mi familia. Amo este departamento con el alma y valoro infinitamente a su gente, más allá de diferencias políticas o económicas. Lo más importante es el respeto y la protección de la vida”, expresó Molano con convicción.
Sin embargo, también es consciente del alto riesgo que implica su labor. Durante la mediación, supo que cualquier error podía poner en peligro no solo a los retenidos, sino a él mismo.
“Claro que tenía miedo, soy un ser humano. Pero en ese momento no había margen para fallar. Mi deber como defensor de los derechos humanos es garantizar la vida, y eso fue lo que hice”, afirmó.
Reconocimiento a una labor humanitaria decisiva
Tras la liberación de los uniformados, Molano ha recibido el reconocimiento de diversas instituciones y de la comunidad en el Cauca. Su capacidad de diálogo y su firmeza para sostener la negociación fueron fundamentales en una situación que pudo haber terminado de manera trágica.
El defensor del pueblo en el Cauca sigue adelante con su labor, consciente de que la región atraviesa uno de los momentos más críticos de los últimos años. Mientras el conflicto sigue cobrando vidas y afectando a las comunidades, figuras como Daniel Molano demuestran que la persistencia y el compromiso con los derechos humanos pueden marcar la diferencia.