Por Eduardo Nates López
Como con los roedores, -o, en general, con todas las plagas-, hay que estar atento a todos los movimientos, porque terminan metiéndose por cualquier rendija…
Por eso el presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos, FEDEGAN, José Félix Lafaurie Rivera, salió, como siempre, con un gran artículo publicado en muchos medios nacionales, en defensa de la actividad ganadera colombiana, desmoronando la frágil catilinaria, llena de lugares comunes, con que se vino, lanza en ristre, el Ministro de Minas y Energía, quizás con ganas de “cepillar” a su patrón, repitiendo mitos y falsedades, calumniando a los productores de carne y leche del país y endilgándonos el torpe y pueril concepto de ser “los causantes de la deforestación de la Amazonía…”
Falso argumento el de creer que los ganaderos van a llevar su centro de producción a la selva, donde, a miles de kilómetros a la redonda, no hay quien se tome un vaso de leche o se coma una chuleta… Y para rematar lanza la saeta: “¿Realmente necesitas comer carne todos los días?” … Cuando, de verdad, una de las crueldades que más duelen a quienes tenemos sensibilidad, es el enorme número de compatriotas (y de seres humanos en el mundo…) que ¡lamentablemente no pueden hacerlo, a causa de las desigualdades sociales y la pobreza!… ¿Sería que, “de buena fe”, se le olvidó al ministro que uno de los parámetros mundiales indicativos del grado de desarrollo de una sociedad es el de la cantidad de leche y carne que pueden consumir los pueblos, para garantizar el sano crecimiento de su niñez y la salud popular de sus congéneres?
¡Qué lástima que este tipo de afirmaciones se den en labios de funcionarios del más alto grado del gobierno! y aprovechen estos escenarios de talla mundial (Ahora que estamos en modo COP16) para hacer pasar vergüenzas públicas al país, a ese nivel. Y para colmo de males, coinciden con el sentido político de las expresiones del presidente de Colombia en la misma reunión, escenario y altura que no lograron mitigar los resentimientos que este cultivó en su juventud y que continúa regurgitando sin precaución, (o, por lo menos, con un tono algo diplomático…).
Tontamente ignora el ministro de Minas que la actividad ganadera es la más extendida a lo largo y ancho del país, en todos los climas, en la cual se ocupan directamente 600.000 colombianos, la gran mayoría, pequeños empresarios, que incluyendo los empleos indirectos, fácilmente se pueden acercar al millón de puestos de trabajo y que se producen más de 7.000 millones de litros de leche y más de 800.000 toneladas de carne bovina que van a la mesa de los colombianos y para las exportaciones al mundo. Y que, incluyendo las tendencias como los Sistemas Silvo-Pastoriles y de Ganadería Regenerativa, es la actividad productiva más antigua y estrechamente cercana a la humanidad, que más piensa y fortalece profundamente los recursos naturales. Y contrasta “un tris” (para decirlo irónicamente…) con la industria extractiva (la de los motores de explosión y eléctricos) que, esa sí, debería ser objeto de la preocupación del ministro…
Imposible olvidar que los productores agropecuarios hemos sido el objetivo más perseguido por los grupos subversivos que históricamente han delinquido en el territorio colombiano (FARC, ELN, M19 y otros) y sin duda ninguna, es el gremio que más damnificados aporta al doloroso inventario de víctimas que registra la vergonzosa estadística de la delincuencia nacional. Pero, aun así, con tenacidad, seguimos enfrentando nuestro trabajo todos los días desde antes de que salga el sol tras la montaña…
En fin, los productores agropecuarios llevamos bastante tiempo recibiendo ataques impropios y sin fundamentos que, de todas maneras, con alguna frecuencia, nos obligan a enarbolar nuestras banderas. Más aún en estos países nuevos (con algo más de 200 años de existencia) donde la politiquería es un negocio bastante más rentable que la ganadería y aprovecha para hacerse acompañar del “fanatismo ambiental” para reclutar desprevenidos y desinformados…




