Por: Juan Carlos López Castrillón.
Esta semana me encontré en un parqueadero a Lisardo Ordóñez, uno de los 180 ex carretilleros que creyeron en Popayán y entregaron su caballo para que esta ciudad eliminara los vehículos de tracción animal (VTA). Termina de parquear su motocarro y se acerca para decirme:
⁃ Hola Pollo, ¿usted sabe cómo está Palomo, mi caballo?
⁃ Muy bien, le contesto.
⁃ ¿Y cómo sabemos que está bien? Me pregunta con melancolía.
⁃ Porque yo también estoy atento a su situación y les hago seguimiento. No te preocupés Lisardo, el amigo Palomo está con su manada disfrutando de su jubilación.
Nos damos la mano despidiéndonos, pero antes hacemos un video que publiqué en redes el jueves pasado.
Las historias de esos 180 caballos que tiraron carretas durante muchos años y que logramos erradicar de común acuerdo con sus dueños, a quienes se les entregaron gratuitamente en sustitución sus motocarros o un emprendimiento equivalente, inspiró al escultor costeño Eduardo Butrón para hacer una hermosa escultura de 4 metros de alto, con el apoyo del artesano de pueblillo Braulio Ledezma, que representa la cabeza de un caballo, a la cual el artista denominó Libre y cuyos materiales fueron todos los herrajes de las mismas carretillas.
Esa obra de arte, auspiciada por la fundación BAT, se encuentra en el Refugio Animal que a finales del 2023 presentamos (no inauguramos) a los grupos animalistas, para indicarles que la obra llevaba un avance del 95% , según certificación de la supervisión de la construcción, que tuvo un costo superior a los 6 mil millones de pesos, sin contar el lote que donó la Gobernación. Adicionalmente la actual administración realizó un contrato por 297 millones para tareas finales.
Todas las obras están entregadas y se cuenta con los permisos ambientales para iniciar actividades.
Uno de los principales temas de discusión ha sido el costo del funcionamiento. Se ha insistido en que cuesta más de 2.400 millones al año, lo cual solo aplica para la operación inicial, es decir, era el dinero que se necesitaba para arrancar, pero si a esa cifra se le quita el dinero que ya se invirtió para la dotación de salas de cirugía, insumos, medicamentos, equipos, muebles y enseres, entre otros elementos que fueron comprados y están almacenados en el Complejo Deportivo, la cifra se reduce significativamente; y si se firman convenios con universidades para complementar el talento humano, la cifra termina reducida a la mitad.
Si tenemos en cuenta que por vía del Acuerdo Municipal 040 de 2018 a la Política Pública Animalista le corresponden 650 salarios mínimos mensuales legales vigentes cada año, el esfuerzo que debe realizar el municipio con recursos propios es mucho menor.
Todo lo anterior es para significar que cuando hay voluntad política se pueden hacer las cosas. En mi cuatrienio, la política pública animalista obligaba a invertir cerca de 2.600 millones de pesos entre el 2020 y el 2023, terminamos invirtiendo más de 17.000 mil millones en más de 16.000 esterilizaciones, 40.000 vacunaciones, en 12.000 kits de educación animalista, en albergues transitorios, en la sustitución de carretillas, en el trabajo articulado con las Fundaciones en jornadas de adopción, atención y entrega de alimentos y medicinas y – por supuesto – en la construcción y compra de elementos para la dotación del Refugio Animal.
Así como José Luis Perales le canta a un barco llamado Libertad, podríamos entonar la canción de Nino Bravo para el caballo Libre, símbolo de la sustitución de vehículos de tracción animal y de la protección a todas las especies. Ojalá no pase que en un ataque de paranoia uno de los “asesores” de la casa del parque recomiende sacar la escultura del refugio.