Padre Jesús Fernando Vega Muñoz Pbro.
Que bueno es saber que Cristo vive eternamente , y debemos alegrarnos en familia y en comunidad y recordar que Dios, está en todos lugares, por eso hoy, debemos alegrarnos y regocijarnos, porque Cristo nunca nos deja solos, él está a nuestro lado y se encuentra ahí cercano a nosotros, por eso, qué bueno que podamos recordar la importancia de guardar el debido RESPETO EN NUESTROS TEMPLOS Y CAPILLAS, QUE NO SON LUGARES DE PASARELA NI DE CONCIERTOS COMO SE HA VISTO EN ALGUNOS LUGARES DONDE CREEN QUE EL TEMPLO ES UN TEATRO PARA DESFILES DE REINAS Y CONCIERTOS.
La alegría no se debe confundir con chabacanería, el profeta Sofonías nos ha dicho “grita de júbilo Jerusalén, alégrate y gózate de todo corazón Jerusalén”. San Pablo nos dice “estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca, que vuestra mesura la conozca toda el mundo”. Son llamadas constantes a la manifestación de la alegría y del gozo por la gran noticia que se acerca. Pero, qué importante es la mesura en los momentos de euforia, muy importante; porque la alegría debe ir siempre acompañada de ese punto de equilibrio que la realidad nos ofrece, si no lo hacemos así la desilusión, puede aparecer fácilmente.
La alegría plena proviene de Jesús, hoy vemos a Juan el Bautista, Juan sabe que toda su actividad tiene pleno sentido solamente si está orientada hacia Cristo.
¿Qué debemos hacer? Le pregunta la gente a Juan. Los papas nos han echo la invitación a vivir la alegría del Evangelio, estamos llamados es a la alegría de la fe, de ayudar al hermano, de hacerme uno más con ellos y ayudar al que lo necesita, esa alegría del ayudar desinteresadamente es la que debe inundar nuestro corazón, de hacer las cosas por amor a Dios y al hermano y no por procolos de teatro, eso es lo que debo hacer.
Nos dice SS el Papa Francisco lo siguiente:
A la pregunta “¿qué debemos hacer?”, siguen en el Evangelio las respuestas de Juan Bautista, que son diferentes para cada grupo. En efecto, Juan recomienda a los que tienen dos túnicas que las reparta con el que no tiene; a los publicanos, que cobran los impuestos, les dice: «No exijáis más de lo que os está fijado» (Lc 3,13); A cada uno dirige una palabra específica, relativa a la situación real de su vida. Esto nos ofrece una valiosa enseñanza: la fe se encarna en la vida concreta. No es una teoría abstracta. La fe no es una teoría abstracta, una teoría generalizada, no, la fe toca la carne y transforma la vida de cada uno. Pensemos en la concreción de nuestra fe. Mi fe: ¿es una cosa abstracta o es concreta? ¿La llevo adelante en el servicio a los demás, en la ayuda?
Ya próximos a navidad, pensemos en acciones concretas, por ejemplo: visitemos a un anciano que sabemos está desamparado, llamemos al que quizá esta solo y necesita una palabra de aliento, demos un abrazo en familia, etc.