RODRIGO SOLARTE – rodrigosolarte27@gmail.com
Toda vida en el planeta tiene su historia. La personal de todo ser humano viene desde generaciones anteriores y la va construyendo con procesos y contradicciones que todas y todos tenemos.
Personajes públicos como Álvaro Uribe Vélez, llegan, hacen y se convierten en sujetos y objetos de la historia individual, familiar y colectiva de países como nuestra Colombia y el Departamento de Antioquia donde nació y ha transcurrido parte de su vida e historia.
Solo pretendo con esta breve columna de reflexión, escrita por un padre, abuelo, profesional de la salud, y pensando en las actuales y nuevas generaciones en formación tanto humana como ciudadana y profesional, comentar los aprendizajes y experiencias en esta compleja humanidad que dejan o van dejando personajes como AUV, endiosado por unos y endiablado por otros, esquivando mayor información, testimonios diversos, constataciones históricas, aciertos, desaciertos, contextos, y lo positivo que toda vida pueda tener útil para hijos, nietos y descendencias en general.
El contexto de guerras e injusticias en el cual hemos vivido gran parte de la población campesina, citadina y desplazada, persiste en algunas regiones pero está cambiando.
Las nuevas generaciones con sus padres a la cabeza, Instituciones y los gobiernos que elijamos en un Estado democrático realmente participativo, irán captando, asimilando y aprovechando las oportunidades que valoren Vida, Derechos, Justicia y Convivencia para un vivir en Paz, entendiendo a la vez las transiciones que pedagógicamente en su propio hábitat es necesario conocer y comentar para dialogar.
Tenemos la esperanza de que una nueva era humana está comenzando en nuestra región, país y continente, gracias a la AUTOESTIMA, RESILIENCIA Y ORGANIZACIÓN para LOS CAMBIOS que tras más de medio siglo de violencias y pobrezas hemos vivido.
Los pormenores de lo vivido hacen parte de las anteriores generaciones. Las actuales y siguientes algo conocerán por sus padres, allegados, experiencias de amistades y maestros o docentes, además de la virtualidad debidamente seleccionada, acorde a los intereses formativos y de las mismas niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
La formación adultocéntrica, machista, egoísta, más de deberes que derechos, racista, más materialista que espiritual, desprecio a lo propio y dependiente de otras culturas, están en transición dando paso intercultural a lo plural e incluyendo a la naturaleza, también como sujeto de derechos.
Los malos tratos tanto a la naturaleza como a la vida de todas las especies, sucedidos por violencias y guerras, van gestando la necesidad de los BUENOS TRATOS, como cambios estructurales multiculturales propiciadores del necesario cambio de conciencias, reeducación de los formadores tradicionales, retados también por las nuevas tecnologías, coformadoras con las familias, de las actuales y siguientes generaciones.
Importante lección de vida estamos recibiendo los y las colombianas, por las mujeres, profesionales de la Justicia como disciplina, seres humanos con proyectos, procesos de vida y madres, vinculadas por sus méritos a la FISCALÍA GENERAL DE LA NACION, y asumiendo responsabilidades que seguirán cambiando la historia de maltratos a la justicia en este periodo largo de armas, corrupción y muertes que han enlutado nuestra historia.
EL PROGRESISMO, políticamente concebido, no es solo para lo material y económico. Muchos lo estamos concibiendo con la pluralidad de conciencias decididas a trascender la deshumanización que ha llegado hasta el GENOCIDIO de pueblos, comunidades y utilización hasta del hambre y la miseria como arma de guerra y exterminio.
Para los soñadores de la vida con todos los procesos que hasta la muerte natural, no violenta, suceda, el BUEN TRATO INTEGRAL, A LA HUMANIDAD Y AL PLANETA en cada rinconcito de la tierra o territorio, requiere lecciones cotidianas de vida, que pese a las enormes dificultades seguirán multiplicándose en este país que ha de convertirse, si su pueblo así lo decide en POTENCIA MUNDIAL DE LA VIDA.