Inicio OPINIÓN Felipe Solarte Nates La agitada vida de Jorge Isaac

La agitada vida de Jorge Isaac

Por: Felipe Solarte Nates

Con la exhaustiva investigación de académicos sacando a la luz aspectos ignorados de la vida y obra del escritor, entonces caucano, Jorge Isaac, no sólo se han revalorado facetas menospreciadas de su obra. También se ha descubierto que su multifacética y aventurera vida fue tan apasionante y digna de ser novelada, como la de los personajes de su magna obra: “María”, en la cual, desde la ficción literaria, el enamorado Efraín, encarna vivencias y sentimientos del autor en su niñez y juventud en medio del paisaje y personajes del cambiante trópico ecuatorial americano.

Así, a lo largo de historias intercaladas con la central del idilio frustrado entre Efraín y María, apreciamos a los amos conviviendo con esclavos en vísperas de su liberación legal y su dispersión en palenques hacía las zonas más boscosas e inundables siguiendo el cauce del río Cauca y afluentes, y también tienen presencia colonos antioqueños irrumpiendo con sus quemas de bosques para sembrar café, cultivos de pancoger, criar ganado y cazar tigres y otros animales de la diversa fauna de entonces.

Algunos escritores como el caleño Fabio Martínez, se le han medido al reto de abordar etapas de la vida de Jorge Isaac, desde la ficción basada en registros históricos y en relecturas de “María” y otras obras de sus contemporáneos y amigos con los que se carteó, como Luciano Rivera y Garrido. Y debe haber varios dispuestos a seguir su ejemplo, estimulados por la avalancha de estudios y documentos que cada vez más permiten enriquecer la ambientación del paisaje socioeconómico, político y de la vida cotidiana y cultural de la conflictiva segunda mitad del siglo XIX, plagada de cambios de constituciones y guerras por imponerlas lideradas por caudillos acompañados por idealistas románticos, como el escritor de la mejor y reconocida por los lectores novela nacional y latinoamericana de la época.

Y se impone una relectura crítica de Jorge Isaac en las nuevas ediciones publicadas recientemente o en las disponibles gratuitamente por internet, para escudriñar con otros ojos la novela María, posiblemente inspirada en las lecturas de autores europeos y recuerdos acumulados por el autor desde mediados del siglo XIX, cuando después de emotivos episodios de su despedida familiar evocados en la novela encarnándolos en Efraín, el mozuelo Jorge Isaacs, viajó a caballo a estudiar en Bogotá, en el colegio del liberal literato y amante del teatro, Lorenzo Lleras.

Guerrero desde los 17 años cuando se unió a los conservadores que luchaban contra la dictadura del general Melo, Isaac de regreso al solar natal, como hermano mayor fue administrador de la quiebra y perdida del ‘Paraíso’ (en realidad las haciendas Manuela y La Rita, rematadas y compradas por Santiago Eder) que heredó después que la abolición de la esclavitud y la afición al juego de su padre desencadenaron la ruina familiar. Posteriormente, durante la presidencia de Tomás Cipriano de Mosquera, para sostener a su familia participó comandando una cuadrilla de trabajadores en la construcción del camino a Buenaventura, mientras iniciaba la escritura de “María”, pescando en la selva del Pacífico, el paludismo, que con sus típicas fiebres intermitentes, fielmente, como el perro Mayo de Efraín, lo acompañó hasta su muerte.

Jorge Isaacs fue diplomático en Chile, donde conoció los avances en la educación pública logrados por el maestro Andrés Bello e intento aplicarlos al ser nombrado en Popayán como secretario de Educación del Cauca (Grande) durante la gobernación de Cesar Conto; también fue ardoroso y combativo político y congresista y maestro de escuela converso al liberalismo radical y capaz de ir a la guerra de 1876, por defender la educación pública laica y la descentralización administrativa, cuando se convenció que el conservatismo dogmático, centralista y clerical no era lo suyo.

Isaacs también fue explorador de vestigios rupestres indígenas, descubridor de carbón en la Guajira y yacimientos de petróleo; poeta, novelista y autor teatral aclamado en vida por sus lectores y quizá el más ‘pirateado’ de su tiempo en el país y el exterior, después que hace 150 años fue publicada la primera edición de María.

Al final de su vida errante, como el judío de origen sefardita de sus ancestros Isaac, que de la España de los Reyes Católicos se asentaron en Inglaterra y por Jamaica y Choco llegaron a Cali, murió pobre en Ibagué, pidiendo que sus restos quedaran en Antioquia que bien lo acogió, aunque en el fondo deseara que reposaran en el edénico Valle de su niñez y juventud plasmado en su novela y en el que sus paisanos terratenientes y conservadores caleños le hicieron la vida imposible y varias generaciones después sus descendientes lo deben tener revolcándose en su tumba, al convertir el colorido y biodiverso Valle del Cauca en un monocultivo de caña de azúcar.

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