Por: Harold Mosquera Rivas
El próximo 10 de enero se posesionará el presidente de Venezuela, Nicolas Maduro lo hará de manera oficial y Edmundo González, lo hará de manera extra oficial. La situación no es nada grata para nuestros hermanos, pues la mayoría de países del mundo han reconocido que, Edmundo González fue el ganador de los comicios en las actas, las que hasta hoy no aparecen para que se pueda hacer la respectiva verificación.
Es complicada situación tiene efectos negativos en nuestro país, pues somos el primer destino de la migración venezolana, que está hoy por el orden de la tercera parte del total de los ciudadanos de ese país y es seguro que, con la incertidumbre presidencial, se incremente la migración.
Ya estamos acostumbrados a convivir con los hermanos venezolanos, los tenemos en restaurantes, tiendas, en talleres, peluquerías, panaderías, servicios de transporte, rebusque callejero y algunos en bandas criminales que delinquen en nuestro país. El denominador común en todos los venezolanos que residen en Colombia es la nostalgia por su patria y su anhelo inquebrantable porque mejoren las cosas en su terruño para regresar.
Todos sueñan con volver a su país, pues recuerdan los tiempos en que vivían de la riqueza petrolera, con muchos subsidios estatales y sin las necesidades que hoy los agobian. Venezuela sigue siendo un país rico pues las reservas de petróleo están allí, pero el conflicto socio político ha generado una crisis económica que los ha puesto a vivir como un país pobre. Los bloqueos de grandes potencias, como Estados Unidos e Inglaterra y las alianzas con China, Rusia, Irán y Cuba, han convertido la patria de Bolívar en un país invivible.
Más que tomar partido por el gobierno o por la oposición, es necesario reconocer que, a todos nos conviene que la situación en Venezuela mejore, para que tantos hermanos que anhelan el regreso a su tierra, lo puedan materializar, seguros de que allá podrán vivir en mejores condiciones de las que hoy tienen en nuestro país. Quedaran las secuelas propias de un proceso de esta naturaleza, pues muchos venezolanos y venezolanas se han casado con colombianos y colombianas y han procreado hijos que ya tienen doble nacionalidad y para quienes el regreso no representa lo mismo que para sus progenitores.
eTambién hay venezolanos que se han convertido en empresarios exitosos cuya salida de Colombia vamos a lamentar. En todo caso, el próximo 10 mes enero empezará un nuevo proceso en el vecino país, que no podemos desconocer ni ignorar. Creo que Maduro ya cumplió su ciclo, pero la decisión de la controversia la deben tomar los venezolanos, sin intervenciones extranjeras. Ellos tienen la capacidad para resolver y en el ambiente se siente que la mayoría están esperando un cambio, quizás les pase como a los argentinos, que hoy también están divididos, pero fueron ellos los que decidieron el camino a seguir, no fueron las grandes potencias y es seguro que cuando termine el gobierno de Milei, de nuevo serán ellos quienes marquen el rumbo. A partir del 10 de enero, los venezolanos tendrán la palabra.