miércoles, octubre 29, 2025
No menu items!
spot_img
InicioOPINIÓNJuan Carlos López C.Doña Dionisia, La Marquesa

Doña Dionisia, La Marquesa

Capítulo 4.

La guerra de los Pambasos y el Banquete.

Por Juan Carlos López Castrillón

En diciembre de 1707 llegó a la ciudad don Carlos Baltasar Pérez, Marqués de San Miguel de La Vega, enviado personal del rey Felipe V de España, para desempeñarse como gobernador de Popayán con una misión inicial: poner fin a la guerra política entre los dos bandos españoles que se disputaban ese cargo desde 1701, conocidos con unos nombres bastante simpáticos: los pambasos y los tripitenorios.

Si bien es cierto que en ese enfrentamiento no se derramó una sola gota de sangre, sí hubo muchas escaramuzas y agresiones verbales que generaron una inestabilidad peligrosa para los intereses de la Corona y de los comerciantes. Por tal razón, intervinieron primero las Reales Audiencias de Quito y Lima, y luego el mismísimo rey en Madrid.

Don Diego José de Velasco, esposo de Dionisia, se había caracterizado por ser el segundo al mando de una de las dos facciones en que estaban divididas las familias, funcionarios y encomenderos. Dicen las lenguas chismosas de la época que a él le decían “pambaso”, de ahí el simpático nombre de ese grupo, que apoyaba al gobernador Ceballos en contra del otro gobernador, el Marqués Nevares, a cuyos seguidores les decían los “tripitenorios”.

En virtud de la orden del monarca, todos los súbditos acataron la jerarquía del recién nombrado marqués Carlos Baltasar Pérez, y obviamente la familia Velasco vio la necesidad de acomodarse rápidamente a la nueva realidad política. Por ello, organizaron un banquete en su honor en la casa esquinera de la plaza mayor —la más elegante de la época—, el cual se celebró el jueves 15 de diciembre de ese año, fecha en la que se posesionaba como nuevo gobernador el Marqués de San Miguel de La Vega.

Doña Dionisia se esmeró en supervisar el menú, la música, los invitados y los licores que se servirían.

Sin embargo, su esposo se mostraba inquieto por un detalle gastronómico.

—Estoy de acuerdo con todo lo que vamos a ofrecer, pero no entiendo, Dionisia, por qué tenéis que involucrar un plato de esclavos como entrada.

—Diego, el Guampín Patiano es de los platos más exquisitos que he probado en estas tierras. Si me apuráis, te lo comparo con un risotto italiano, y es el abrebocas perfecto para el estofado de conejo que se servirá como plato fuerte. Además, tenemos a la negra Tomasa, que lo prepara como un plato de los dioses.

El banquete fue un total éxito. Se sirvió nochebuena y turrón de Navidad como postre; el cuarteto de músicos de cuerdas interpretó tonadas alegres de Castilla y villancicos. El maridaje de los platos fue acompañado por los mejores vinos tintos de la cava, y como sobremesa, orujos de Gijón, importados para eventos como este, que propiciaron el baile de la jota aragonesa entre los asistentes.

El nuevo gobernador agradeció en su discurso con unas palabras premonitorias:

—Me siento como en mi casa.

Y brindó por los que serían sus dos nuevos mejores amigos: don Diego José y doña Dionisia.

El amor tiene extrañas formas de aproximarse. Si no hubiera sido por la confrontación de los “pambasos” y los “tripitenorios”, el Marqués de San Miguel de La Vega jamás habría venido a Popayán, donde conoció a Dionisia, con quien escribiría en el futuro la parte más importante de su vida.

El Guampín Patiano se volvería, con el tiempo, el plato distintivo de la casa de los Marqueses de San Miguel de La Vega, y la negra Tomasa sería declarada liberta por su lealtad. Pero, a pesar de ello, nunca abandonó a doña Dionisia, la acompañó hasta su muerte.

Posdata local:

Es difícil encontrar una administración municipal que se meta más autogoles que la de Popayán. Todas las semanas se autogeneran un problema, el de la planta de sacrificio animal se les creció.

ARTICULOS RELACIONADOS

NOTICIAS RECIENTES

spot_img