El 28 de octubre, el presidente colombiano Gustavo Petro y el vicepresidente boliviano David Choquehuanca se reunieron para discutir estrategias conjuntas que buscan reducir los cultivos de coca y promover economías lícitas en ambos países, priorizando el desarrollo rural sostenible y la sustitución de cultivos ilícitos.
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se reunió el 28 de octubre con el vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, en un encuentro marcado por la búsqueda de soluciones conjuntas para un problema que ha afectado a ambos países por décadas: los cultivos ilícitos de coca. El encuentro se centró en fortalecer la colaboración para enfrentar este desafío mediante el desarrollo de estrategias que promuevan economías lícitas en las regiones rurales y combatan el narcotráfico desde una óptica más inclusiva y sostenible.
El tema principal de la reunión fue la sustitución de los cultivos de coca, una problemática que tanto Colombia como Bolivia han enfrentado con diferentes enfoques. En el caso de Bolivia, las políticas han permitido el uso legal y tradicional de la hoja de coca, mientras que en Colombia, los esfuerzos por reducir el área cultivada han chocado con la resistencia de comunidades que dependen de estos ingresos. En este contexto, Petro y Choquehuanca coincidieron en la necesidad de aplicar políticas que reconozcan las realidades sociales y económicas de los campesinos, ofreciendo alternativas viables y dignas.

Uno de los puntos clave discutidos fue la posibilidad de potenciar cultivos alternativos como el cacao, el café o incluso el coco, productos que, según ambos mandatarios, pueden generar ingresos lícitos y sostenibles a largo plazo. En este sentido, el presidente Petro insistió en que cualquier política de sustitución de cultivos debe estar acompañada de inversión en infraestructura, acceso a mercados y apoyo estatal para garantizar que los campesinos encuentren opciones rentables y atractivas frente al cultivo de coca. “No es suficiente arrancar las matas de coca; debemos sembrar oportunidades”, dijo Petro.
Por su parte, David Choquehuanca subrayó la importancia de que las políticas de desarrollo rural sean inclusivas y respetuosas con las comunidades indígenas y campesinas, reconociendo sus saberes ancestrales y fomentando proyectos que respeten la soberanía alimentaria. Además, reiteró que, aunque Bolivia ha defendido el uso tradicional de la hoja de coca, el país está comprometido en la lucha contra el narcotráfico y la reducción de cultivos ilícitos que excedan estos fines.
El encuentro concluyó con la creación de un comité ministerial conjunto que se encargará de coordinar las iniciativas binacionales relacionadas con la sustitución de cultivos y el desarrollo de economías lícitas. Este comité trabajará en la implementación de proyectos agrícolas, así como en la industrialización de productos derivados del cacao, el café y otras materias primas. Además, se espera que esta colaboración entre Colombia y Bolivia se convierta en un referente para otros países de la región que enfrentan problemas similares.
A pesar de los acuerdos alcanzados, el reto sigue siendo enorme. Las comunidades rurales en ambos países continúan dependiendo de los ingresos provenientes de los cultivos de coca, y las políticas implementadas en el pasado no siempre han logrado ofrecer alternativas viables. Sin embargo, tanto Petro como Choquehuanca destacaron que el esfuerzo conjunto y la voluntad política de ambos gobiernos son un paso en la dirección correcta para transformar las economías cocaleras en economías más justas y sostenibles.
Este esfuerzo conjunto entre Colombia y Bolivia marca una nueva etapa en la relación bilateral y en la lucha contra el narcotráfico en la región. La clave del éxito estará en la capacidad de ambos países de traducir los acuerdos en acciones concretas que generen resultados reales para las comunidades más afectadas por el cultivo de coca y el narcotráfico.