No es ninguna sorpresa que el Cauca sea hoy una de las regiones más ricas en biodiversidad, pero lo que es realmente devastador es ver cómo esa riqueza natural está siendo devorada por una plaga que hemos permitido que crezca: el narcotráfico. El gobernador lo ha dicho claramente en la COP16: nuestra biodiversidad está en la línea de fuego. Los cultivos ilícitos no solo alimentan la violencia, sino que arrasan con nuestros páramos y selvas, los mismos ecosistemas que durante años han sido el refugio de especies únicas en el mundo.
Los narcotraficantes han convertido lo que debería ser un tesoro de la humanidad en su campo de batalla. La deforestación, el uso indiscriminado de químicos y la minería ilegal están minando la salud ambiental del Cauca, una región que debería ser nuestra prioridad proteger, no solo por su belleza, sino porque es esencial para nuestra supervivencia. Cada árbol talado para hacer espacio a los cultivos ilícitos es un paso más hacia un punto de no retorno.
La violencia armada no es solo una cuestión de seguridad; es una crisis ambiental. Y lo más preocupante es que parece no haber voluntad real para enfrentarla de raíz. Se habla mucho de paz y sostenibilidad, pero el control territorial sigue estando en manos de quienes solo ven en nuestros recursos naturales una oportunidad para su propio beneficio.
La violencia no se limita a los enfrentamientos armados. Está también en cada árbol derribado, en cada río contaminado y en la fauna que desaparece. Es urgente reconocer que el narcotráfico, además de ser un flagelo social, es una amenaza directa a la sostenibilidad del planeta. Lo más indignante es que esta devastación ocurre ante la mirada impotente del Estado, que parece incapaz de dar respuestas estructurales a esta amenaza.
La COP16 ha puesto sobre la mesa la urgencia de actuar, pero la pregunta que queda es: ¿Cuánto tiempo más vamos a permitir que estas organizaciones destruyan nuestra tierra? Necesitamos acciones que integren el control del territorio con la protección ambiental y la inversión social. Ese ha sido el llamado de nuestro gobernador y, en ese clamor, lo respaldamos.
