Por Eduardo Nates López
Nada sería más insulso que pretender explicar lo que ha significado a nivel continental y mundial, el otorgamiento del Premio Nobel de Paz a la inigualable mujer venezolana María Corina Machado. Obviamente, a un suceso de semejante trascendencia le resultan miles de interpretaciones diferentes, comentarios y hasta detractores… Pero jamás me hubiera imaginado que a una escritora colombiana “canchera”, como Laura Restrepo (n. 1950), que ha obtenido premios nacionales e internacionales de diferentes categorías y ha brillado en los escenarios de las letras hispanas, se le fuera a “salir el cobre” de forma tan infamante como le sucedió en estos días, cuando decidió reversar su participación en el evento que se ha puesto de moda en Cartagena, Colombia, denominado “Hay Festival” en su versión 2026, en señal de protesta porque los organizadores invitaron a María Corina… También otro escritor colombiano, llamado Giuseppe Caputo (n. 1982, que debido a mi vasta ignorancia tuve que conocerlo en Internet…) ha asumido la misma actitud antipática de Laura y por la misma razón.
Insólito que dos exponentes de las letras colombianas, con un recorrido visible (más ella que él), que, se supone, tienen por profesión el pensamiento y el diálogo; Que son (supuestamente) capaces de argumentar y contra argumentar; Que tienen dominio de la palabra y los escenarios, asuman una pose caprichosa, egolátrica y ridícula frente a un personaje mundial como María Corina Machado, que ha puesto su vida en peligroso juego, por creer en la democracia y añorarla para su pueblo venezolano y a quien hoy, el orbe entero está admirando por su valentía innegable, estén o no de acuerdo con ella, políticamente.
Ni siquiera si María Corina hubiera “agarrado a trompadas” al “intelectual venezolano Nicolás Maduro”, por quien parecen tener especial admiración, se hubiera entendido la actitud de este par de “letrados” colombianos. O será que no leen ni ven noticias, ni se han dado cuenta de lo que sucede en nuestro hermano y vecino país. El Instituto Nobel Noruego, que ayuda al Comité Nobel Noruego en la tarea de elegir a los destinatarios del Premio Nobel de la Paz, sí se enteró de lo que sucede en Venezuela y de cómo está a punto de desaparecer como país…
Bill Clinton y Gabriel García Márquez tuvieron una amistad notable, forjada a través de Chelsea, la hija de Clinton, quien admiraba profundamente la obra del Nobel Gabo, lo que llevó a encuentros personales como la visita de Clinton a la casa de García Márquez, en Cartagena en 2013, y a elogios públicos del expresidente tras la muerte del escritor, destacando su imaginación y su impacto en la literatura, además de compartir intereses como la libertad y la democracia.
El “Hay Festival” es un evento cuya notoriedad internacional y su valor para Colombia lo tienen tan consolidado que, con certeza, sabrá sortear esta incomodidad en la que este par de paisanos lo han colocado, de manera por lo menos imprudente, en ejercicio de esa “fascinación mamertoide” que, eventualmente generaban figuras míticas como el Che Guevara o Fidel Castro. Pero, francamente, no creo que Nicolás Maduro de para tanto…
Al conocer la inasistencia de la escritora Restrepo -que poca falta hará- recuerdo la entrevista que el Nobel Mario Vargas Llosa le dio a Carlos Granes, en la que sostuvo que para los escritores era más fácil su tarea cuando se afiliaban a la izquierda y él hablaba del régimen castrista… Era como si quedaran vacunados contra las críticas feroces de la intelectualidad pro-dictaduras. Fenómeno no exclusivo de este hemisferio… También Sartre y su esposa, Simone de Beauvoir, pretendieron lavarle la cara al criminal contra su propio pueblo, Joseph Stalin. Todos estos, tan caros a los afectos de los intelectuales que se han auto excluido del “Hay Festival” en Cartagena, que sin ellos será un éxito, iluminado por ese sol de la valentía y la coherencia que es María Corina Machado.
