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Vargas lleras en el Cauca

Juan Pablo Matta Casas

La reciente visita del exvicepresidente Germán Vargas Lleras al Cauca ha sido mucho más que un recorrido político; ha representado una voz firme y crítica en un contexto de abandono estatal y deterioro de la seguridad en esta región clave para el país. Su análisis de la situación no solo refleja un profundo conocimiento de las dinámicas locales, sino también un compromiso por destacar las fallas estructurales de un gobierno que ha descuidado su deber fundamental de garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos.

La problemática que expuso Vargas Lleras en el Cauca es alarmante. Las cifras son contundentes: más de 8.000 hectáreas de tierras ocupadas ilegalmente, una reducción drástica del turismo que supera el 50% mensual y un desplome del 70% en las reservas hoteleras. Estas cifras no son solo números; representan familias que han perdido sus ingresos, empresarios que enfrentan la ruina y comunidades enteras sometidas al yugo de grupos armados que han fortalecido su control territorial. Vargas Lleras no se limitó a describir esta realidad; la vinculó directamente a las políticas del gobierno Petro, especialmente a la llamada “paz total”, la cual ha servido para legitimar y fortalecer a actores ilegales mientras desmoviliza la capacidad del Estado.

Pero lo que distingue a Vargas Lleras no es solo su capacidad de denuncia, sino su preparación y su habilidad para proponer soluciones estructurales. Durante su intervención, planteó la necesidad de una acción estatal integral que combine seguridad, inversión social y garantías para la propiedad privada. Su enfoque no es improvisado; está fundamentado en su amplia experiencia como vicepresidente, ministro y líder político. Este bagaje le permite comprender que el desarrollo no puede prosperar en un entorno de inseguridad, pero también que la seguridad, por sí sola, no resolverá los problemas históricos de desigualdad y exclusión en regiones como el Cauca.

Otro aspecto que merece reconocimiento es su capacidad para conectar las problemáticas locales con los desafíos nacionales. Vargas Lleras no solo habló de la situación en el Cauca, sino que utilizó este escenario para lanzar una propuesta ambiciosa: la construcción de una coalición de oposición con miras a las elecciones presidenciales de 2026. Su visión es clara: frente a un gobierno que “nos tiene al borde del abismo”, en sus propias palabras, la oposición debe unirse en torno a un proyecto país que trascienda las diferencias partidistas y se enfoque en resolver los problemas estructurales de Colombia.

Esta propuesta de coalición es una apuesta valiente y necesaria. En un panorama político fragmentado, donde los intereses particulares a menudo prevalecen sobre el bien común, Vargas Lleras entiende que solo una oposición cohesionada podrá ofrecer una alternativa real y viable. Su llamado no es solo a los partidos tradicionales, sino también a los nuevos liderazgos que han emergido en distintas regiones del país. Es un llamado a sumar capacidades, a construir un programa de gobierno basado en el conocimiento y la experiencia, y a recuperar la confianza de una ciudadanía que se siente traicionada por las promesas incumplidas de cambio.

El liderazgo de Vargas Lleras en este proceso es fundamental. Su trayectoria y sus logros en cargos públicos le otorgan una credibilidad que pocos pueden igualar. Pero también es consciente de que el éxito de esta iniciativa dependerá de su capacidad para escuchar, para integrar visiones diversas y para construir consensos en torno a un proyecto común. Este no es un reto menor, pero su discurso en el Cauca demuestra que está dispuesto a asumirlo con determinación y altura.

En un contexto donde la polarización ha dominado el debate público, la propuesta de Vargas Lleras representa una oportunidad para retomar el camino del diálogo y la concertación. Su visita al Cauca no fue solo una denuncia de las falencias del gobierno actual; fue también una invitación a construir una Colombia más segura, más próspera y más equitativa. Este es un mensaje que resuena más allá de las fronteras del Cauca y que tiene el potencial de movilizar a millones de colombianos que anhelan un cambio real y en un momento de incertidumbre y descontento, esta es una propuesta que merece ser escuchada, discutida y debatida, para sobre el consenso, lograr materializarla.

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