Por Juan Camilo López Martínez
Esta semana el Cauca vivió días difíciles. Los noticieros nacionales volvieron a abrir con titulares sobre ataques armados en nuestro departamento: hostigamientos en Piendamó, Patía, Cajibío, Caldono y otros municipios, heridos civiles, zozobra, incertidumbre. Todo, al parecer, en medio de la conmemoración del fallecimiento de Marulanda. Lo cierto es que los hechos nos recuerdan la fragilidad de la paz en nuestros territorios y lo urgente que es construir caminos distintos.
Pero más allá del diagnóstico —que ya conocemos de sobra—, esta columna quiere ser un llamado a algo distinto: a la unidad. No se trata solamente de exigirle al Gobierno Nacional, que por supuesto tiene responsabilidades ineludibles. Se trata de preguntarnos qué podemos hacer aquí, desde el Cauca, para salir adelante, incluso en medio de las dificultades.
Estamos a puertas de la Semana Santa, quizá el momento del año más importante para la vida espiritual, cultural y económica de Popayán y del departamento. Una tradición que ha resistido siglos, que nos conecta con lo más profundo de nuestra identidad. Sería un error quedarnos inmóviles, paralizados por el miedo, y dejar que el pesimismo se apodere de nuestros días.
Hoy más que nunca debemos rodear nuestra Semana Santa, protegerla y fortalecerla como símbolo de vida, esperanza y encuentro. Eso requiere la unidad de toda la ciudadanía caucana: de los sectores políticos, de las organizaciones sociales, de las comunidades religiosas, de los empresarios, de los jóvenes, de los pueblos indígenas y afrodescendientes, del campesinado. Requiere dejar de lado diferencias que, aunque legítimas, no pueden ser obstáculo para construir propósitos comunes.
El Cauca necesita acuerdos que vayan más allá de la coyuntura. Necesita liderazgos generosos que no busquen figurar, sino tejer. Necesita ciudadanos activos, con voz, pero también con voluntad de acción. Si nos unimos en torno a nuestros valores, si cuidamos nuestras tradiciones, si defendemos nuestra cultura y si promovemos el turismo con responsabilidad, podremos mostrarle al país que somos mucho más que las noticias que nos estigmatizan.
Esta semana fue difícil, pero también puede ser el punto de partida para reencontrarnos como sociedad. Que la Semana Santa sea, entonces, no solo una celebración, sino una reafirmación de quiénes somos y hacia dónde queremos ir. Que nos recuerde que, incluso en medio del dolor, el Cauca sabe levantarse.