Por: Sebastián Silva-Iragorri
Algunos han dicho que se trata de picardías y jugarretas que en realidad no obedecen al pensamiento o la acción real del Mandatario. Yo creo que son temas pensados con mucha sagacidad y que cumplen 2 misiones esenciales, distraer a los ciudadanos de los graves problemas que afrontamos y además construir unas estrategias con esenciales propósitos ideológicos, políticos o personales. ¿De qué se trata? Pues nada menos que de asuntos de seguridad, de relaciones internacionales, de impulsos a la impunidad y de crecimientos del narcotráfico. Tan graves serán que Estados Unidos ha dirigido la mirada a lo que está ocurriendo en Colombia. Nadie puede ignorar, quedar tranquilo o mirar para otro lado, cuando observa a sindicados o condenados de delitos, subidos en la misma tarima del propio presidente de la República e invitados por este. Ni tampoco podemos ser indiferentes al crecimiento desbordado de los cultivos de coca y de la producción de cocaína que nos ha valido el título de ser los primeros a nivel mundial en estas materias. Tampoco podemos distraernos cuando se elabora la narración de un presunto golpe de estado, auspiciado por figuras nacionales y se señalan algunos congresistas norteamericanos incluido el secretario de Estado Marco Rubio y no podemos voltear la cara cuando se empiezan a suspender extradiciones y a incumplir tratados, convenios y acuerdos en especial con Estados Unidos.
La marcha de la Nación nos debe interesar a todos y debemos participar en una u otra forma en la solución de los problemas y dolencia nacionales, pero hay también inquietudes de Países y organizaciones internacionales, lo mismo que de medios periodísticos prestigiosos que ya están enviando señales de alerta y atención sobre lo que está ocurriendo en Colombia. En esta posición está Estados Unidos que no solo hace advertencias, sino que llama a su embajador a que se presente en Washington para conocer su versión más realista de lo que está pasando en nuestra Patria, sino que además está a pocos meses de estudiar a fondo y decidir sobre la certificación de Colombia en su lucha contra las drogas.
Ahora estamos registrando que desde la Jefatura del Estado se empiezan a tejer unas ideas sobre la falta de garantías para las elecciones. La pregunta que surge de inmediato es: ¿Acaso no es el mismo Gobierno el que debe brindar las garantías? Claro, es la administración nacional la que debe tomar todas las medidas o urgencias que requiera la organización electoral y brindar con las disposiciones necesarias seguridad en todo el territorio nacional para que como ciudadanos podamos ejercer libremente el derecho al voto. Entonces es muy preocupante que desde el mismo Estado se ponga en duda la existencia de seguridades electorales. Será otra travesura más o una estrategia deliberada para aclimatar algunas fórmulas que ya debe estar tratando de construir el abogado Montealegre una vez derrotado en el tema de la Consulta por el brillante profesor Gaona. La Asamblea Nacional Constituyente tal como la han pensado convocar no es legal, ni legítima y contradice el procedimiento consagrado en la Constitución de 1991 para su reforma. Entonces sin Consulta y sin Constituyente ¿Qué estarán pensando? Ojalá no vaya a ser algo que tenga que ver con el proceso electoral, su calendario o la misma convocatoria a elecciones. Esperemos que no y que tanto en marzo, como en mayo y junio del año entrante Colombia se pueda manifestar caudalosamente. Es hora de la reflexión, de la profundización en las convicciones, de la afirmación de los ideales y de la voluntad indeclinable de participar con la fuerza del carácter y la decisión de acertar. Creo que las próximas elecciones tendrán un récord de participación, hay personas que a varios meses de distancia de las elecciones están que votan, lo anhelan con fervor y con pasión. Esperamos que esta masiva participación sea el triunfo más grande de las ideas de orden, libertad, ley, justicia, autoridad y unión para bien de Colombia y de todos sus habitantes.