jueves, junio 19, 2025
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The Plush Ripper

Gustavo Adolfo Constaín Ruales. X@moldergc

Capítulo II.

El Grimorio perdido. Capítulo II.

El pastor se alejó del oráculo de Delfos, lleno de una agitación febril, inmensamente dispuesto y liberado. Cuando se levantó, luego de oír la voz en la grieta de la tierra, los rayos del sol se posaron sobre su rostro, el amanecer lo sorprendió. Era una señal de los cielos, era él ya un hombre nuevo, renacido igual al sol que lo bañaba de oro como un dios. Buscaría el medio para su fin, la voz de la tierra respondiendo a su solicitud, le indico el camino trazado para su vida. Él que había visto su reflejo en el mar griego, sus ojos azules melancólicos, se decía a sí mismo, que estaba más preparado para la vida que los demás, que era más inteligente que todos, el pastor desconocido guiaría a sus compatriotas, lejos de sus dioses y sus reglas.

Grecia, tiene miles de cuevas, en la llamada Melissani, en medio de ella, hay una isla, centro de culto al dios Pan. La cueva se llama así en honor a una ninfa que se suicidó por que el dios de los pastores y rebaños, la desprecio. Las ninfas volvieron el lugar, en su refugio.

Allí en medio de ese lugar idílico, lleno de agua dulce y salada, fue enviado el pastor por orden del oráculo. La cueva y su isla, era desconocida para los profanos. Usando una antorcha, llego con dificultad al lugar, usando un bote que robo. En el centro de la isla, diviso tres montículos de forma circular que apuntaban hacia su bóveda, un reflejo verdusco proveniente de su musgo y estalactitas se apodero del lugar, cuando llego. El reflejo le permitía ver con claridad y apago la antorcha, un susurro distante de miles de voces, provenía de la tierra, de una fisura en el suelo. El pastor se acerco temeroso, se arrodillo, acercando su oído al lugar de las voces se sintió extasiado, se acomodó, acostándose en el suelo sin despegar sus oídos de los dulces susurros. Las voces le susurraban con una voz de mujer muy suave, cálida y amorosa, los secretos del cosmos, deteniéndose en seco, le dijo: “haz ya la pregunta, extranjero”. Se incorporo, seguro de si mismo y exclamo: “como puedo vengarme de los dioses y de los hombres”. Luego pregunto de nuevo: “quiero que los hombres, me idolatren”. Un silencio aterrador lleno el lugar, hasta que una voz respondió, la voz seguía siendo de mujer, pero era de tono grave, de mujer vieja, de oscuridad. Cambio la voz de nuevo y era de hombre, se le presento agradable y se identifico como el Dios Pan, haciéndole una advertencia: “mejor vete, iluso”. Luego la voz emitió un grito tan ensordecedor que el hombre entro en pánico. En seguida, miles de susurros llenos de música y calidez lo adormecieron como a un niño y se quedó dormido, cerca de la playa. Tuvo un sueño, que no se parecía a un sueño, sino de visiones del futuro y de él en el tiempo venidero. Primero, había sido instruido de sumergirse en el agua y buscar en lo profundo, debía encontrar un libro prominente y negro, era antiguo, pero no se encontraba derruido, el agua no había hecho mella. En otra visión, en una colina de Grecia, cerca a un templo dedicado a los dioses, una gran multitud lo seguía, lo aclamaba y vitoreaba. A su orden, los hombres, mujeres, niños, sacerdotes y sacerdotisas quemaron los templos, destruyeron las estatuas de los dioses y las ofrendas. En la última visión, el mundo era oscuridad y sufrimiento, toda la humanidad estaba postrada ante él, los dioses habían sido derrotados.

El agua salpico el rostro del pastor y se despertó, algo muy profundo cambio dentro de sí, al caminar ya no tenia la cojera que lo acompañaba desde niño, a continuación, se arrojó al agua oscura, profunda y desapareció.

 

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