Gustavo Adolfo Constaín Ruales. X@moldergc
Capítulo II. El Grimorio perdido. Parte 12.
Cuando Diana, estaba embarazada de Shirley, empezó un viaje alrededor del mundo, su esposo la acompañó en la mayoría de los viajes, él amaba a su esposa y trataba de seguirla en sus proyectos.
Según su madre, la familia debe visitar lugares especiales, cargados de energía positiva y sobre todo sitios sagrados. Se quedaban varios meses en los lugares a donde viajaban. Entre los sitios visitados estaban localidades donde reposan restos de los mártires, sitios de martirio y entierro de los santos, territorios donde vivieron y murieron profetas, lugares de apariciones de la Virgen María y por supuesto poblaciones donde caminó, vivió y murió Jesús de Nazaret. Profunda católica rayando en el fanatismo, según sus amigos.
La señora tenía visiones de acontecimientos que sucederían en el futuro, de hechos de su propia vida, del mundo en general y también de suceso que ella relacionaba con el fin del mundo.
Entraba en un profundo estado de éxtasis, pero estaba consciente de lo que sucedía a su alrededor. Los acontecimientos podrían ocurrir a cualquier hora del día y generalmente en espacios abiertos. Su esposo y su diario fueron testigos de estos hechos. En su diario que escribía en forma continua, describe que sus visiones, eran una especie de películas que se desplegaban en el espacio, bajo el cielo encima de ella.
Si alguna vez su esposo dudo del poder de clarividencia de su esposa, fue cuando ella le contó detalles turbios de un asesinato en su empresa, que fue tomado como un accidente fatal y por esta confidencia, las autoridades resolvieron el crimen y hallaron el culpable. Jamás volvió a dudar de ella y la animaba a escribir con detalles los hechos vividos.
Hablar de ese tipo de trastornos en público en cualquier época –afirmaba ella- equivaldría a ser internada en un psiquiátrico, aprovechándose familiares o socios de negocios, Diana era inmensamente rica. Ella solía referirse a Rose Marie Kennedy, hermana del presidente John F. Kennedy, que terminó en un psiquiátrico, donde le practicaron una lobotomía a los 23 años, dejándola incapacitada de por vida. Esta anécdota se la comentaba a sus íntimos que conocían su don y eran leales con ella y lo habían demostrado con creces.
Diana tuvo visiones desde la edad de 5 años, cuando niña decía que tenía sueños reales. Con el tiempo y después de estudiar sus antepasados, era genealogista, descubrió que todos ellos tenían un don, pero solo las mujeres por vía directa de madre a hija, varias de ellas fueron quemadas como brujas en América y Europa. Antepasados muy remotos venían de Salem localizado en Essex, Boston y de la colonia desaparecida de Roanoke en Carolina del Norte.
Lo que más la atormentaba de sus visiones del fin del mundo, era que, de alguna forma, su hija la que no había nacido, Shirley como la llamaría, tenía mucho que ver, para que esto sucediera. Veía en sus visiones, que tenía dos hijas, ambas de belleza inigualable, pero mientras una era buena y honesta, la otra era intrínsecamente malvada. El inconveniente es que solo tuvo una hija, preguntaba a sus médicos frecuentemente, porque tuvo un embarazo difícil, si no tenía dos óvulos en gestación. Fue la única visión que nunca comprendió a qué se debía o porque nunca se cumplió.
Gran parte de -las películas- de Diana, su protagonista era su hija no nacida. Las visiones le mostraban sus logros académicos, su éxito empresarial pero también sus asesinatos y el uso de magia oscura. Estás visiones eran difusas, se repetían y cambiaban las personas y lugares. A eso se debía su viaje por el mundo, estar en lugares sacros, buscando bendiciones. En cada lugar santo que visitaba rezando el rosario, eran cada vez más terribles las visiones del fin del mundo.