Gustavo Adolfo Constaín Ruales. X@moldergc
Capítulo II. El Grimorio perdido. Séptima parte.
Llevar el libro negro al cielo, por sobretodo, fue un grave error, esta oscuridad siguió envenenado, a los que habían jurado ser leales. Los ángeles dispersos en todo el universo, leyeron los libros, se maravillaron de la obra de Dios en la tierra y exaltaron sus maravillas, creando nuevas canciones de alabanza. Millones de legiones no leyeron el libro oscuro, concluyeron que todo el mal de las estrellas no puede contra la luz representada en el Padre.
Solo Luzbel leyó con especial atención el libro, era verdad todo lo descrito allí: la sabiduría de Dios acaecida en la naturaleza que creo para el disfrute del hombre y el mal intrínseco que embrujo al mismo hombre y le conto a sus protectores los ángeles. El conocía de todo esto, lo justo y lo injusto. En el libro oscuro, algunas cosas estaban mal contadas y peor descritas, pero si hablan en general de un poder que unido pueden darle al portador e intérprete de lo descrito, más poder que cualquier conocido, incluso más que el tenido por Dios. En verdad es imposible llegar a esta sabiduría por la oscuridad antes de la creación de luz, dada por el Padre, pero la semilla estaba sembrada -el poder del mal-. Este pensamiento atormentaba a Luzbel todos los días, a cada hora ¿sería posible ser más que Dios?, una sabiduría descubierta por el hombre en la tierra, su máxima obra, entonces era posible.
Así como existen todos los pretextos para hacer lo correcto, todas las excusas del mundo son válida para hacer lo opuesto. Luzbel hizo un llamado a todos sus súbditos en todo el universo para explicar todo lo descrito en ambos libros. Se analizaron los textos y los ángeles con su sabiduría descubrían más secretos del original descrito en el Libro de la luz y se burlaban de las supersticiones y magia de aficionados descrita en el Libro de la oscuridad. Pero muchos seducidos por lo no escrito en el libro oscuro, por lo que deducía sin deducir, cayeron embrujados por una quimera, nunca podrían ganarle al poder de la luz, representada y creada por Dios.
Luzbel reunió en un consejo a sus leales, redactaron un documento, cuestionando todas las verdades que venían en su propia consciencia y cuerpo de energía, lo dado por hecho en su propia creación, de cuando fueron creados de la luz por Dios.
Estas legiones de ángeles del cielo y de la tierra, desencadenaría una gran batalla entre hermanos, una guerra de secesión y la primera traición al Padre, por lo que concluyeron de esa asamblea.
El libro de Uran, desprendido de ambos libros, el de la oscuridad y la luz, describe una historia creíble, de lo sucedido en ese lapso, de la rebelión en el cielo, del enfrentamiento entre Luzbel y sus afines y los leales a Dios. En realidad, solo el Padre de todo, podría relatarnos de primera mano lo que en realidad paso en ese tiempo y con fidelidad absoluta a la verdad.
Miles de grupos de iniciación y contra iniciación en la tierra, toman a Luzbel convertido en Lucifer, como el padre justo rebelado, el rebelde que obedeciendo a su libre albedrío -el cual no estaba implícito en él- decide su destino. Equivalente al Prometeo de la mitología griega, que roba el fuego a los dioses -recibiendo un castigo bárbaro- y al dios travieso Loki de los nórdicos que produce el Ragnarök, la batalla del fin de los tiempos, comparable al apocalipsis de los cristianos.