Gustavo Adolfo Constaín Ruales. X@moldergc
Capítulo II. El Grimorio perdido. Quinta parte.
La leyenda que se cuenta en textos perdidos en el tiempo y de innumerables culturas ya desaparecidas, cuyos restos quedan en tablillas y grabadas en piedra que desafían el reloj de la tierra para los arqueólogos, cuentan la verdadera causa por la cual los ángeles fueron desterrados de su hogar en el cielo y se dio la creación de -Satán- el adversario.
Al principio Dios creo a sus leales, los ángeles, su ejército, los cuales creo de luz, su única misión eran obedecerle. Envió a doscientos de ellos a la tierra para cuidar y proteger a su mayor obra: el hombre. El problema de este mundo y millones más es que antes de la creación del universo, el mal anidaba escondido en los rincones de la gran oscuridad esperando su momento.
Los ángeles llegaron a la tierra, conocen las maravillas de lo creado y por supuesto la belleza de las hijas del hombre, con el tiempo la lujuria o el amor crecen en ellos, pero esto no produjo su perdición.
Su misión no solo eran velar por la humanidad, sino escribir un libro monumental no traducible por los hombres y que fuera llevado al cielo. Este libro de oro debía contener toda la sabiduría de este planeta: el nombre de los animales, piedras, plantas, ríos, mares, de los vientos, huracanes, el nombre de cada camino y lluvia, de cada cosa creada. El nombre de cada hombre y su descendencia sobre la tierra, las virtudes de cada tribu, quienes serían los agricultores, los artistas, los sacerdotes y cada profesión humana y los hombres que siguieran ese legado.
El nombre de todo inmerso en una inmensa y sabia biblioteca de un solo libro y del nombre sacro que colocaron a todo, los ángeles y que todas las cosas respondieran solo a ellos. Esta misión fue dada a todos los ángeles que fueron enviado a todos los rincones del cosmos.
En nuestra tierra, los ángeles apasionados, llevaron todos los días conocimientos nuevos para alimentar el escrito. En el contacto permanente del hombre con sus protectores, les comentaron a sus vigilantes que en este mundo también existen fuera de todo lo creado, espíritus y magia. Los ángeles conocieron de estas cosas y fueron también a plasmarlas. Con el tiempo perdieron el interés por seguir descubriendo los secretos de la naturaleza y transcribirlos y se interesaron por la adivinación y el contacto con espíritus y dimensiones. Aun teniendo en ellos ese poder implícito, querían saber más.
La oscuridad que vivía antes de la creación de los cielos y la tierra, los infecto y el libro que era resplandeciente como sol, lleno de tanta sabiduría dada por Dios en su gran obra, fue oscureciéndose.
Los ángeles empezaron a oír las voces que escuchaban los hombres y fueron poco a poco perdiendo su grandeza y su propia esencia, no discerniendo igual a su divinidad inherente, sino igual a los hombres que vigilaban. Se fueron colmando de todos los pecados capitales que distinguen a la humanidad. Al libro lo fueron nutriendo con toda clase de adivinación y brujería, buscando un poder que superara, ser un simple soldado.
La energía inmensa en el libro reacciono y quiso quemar en sí mismo la parte donde estaba escrito todo lo noble del hombre y sucedió, se produjo una ruptura. “El Libro” fue el resultado donde se preservo todo lo bello creado por Dios, los escritos sobre el egoísmo y la guerra dieron nacimiento al grimorio perdido.
Ya que ambos comparten el mismo origen, los iniciados afirman que es por eso, que cada cosa que pase en el mundo justa e injusta, caritativa y depravada originada por el uso de cualquiera de ellos, se escribe en cada libro, se auto escribe.
Los -vigilantes- llamaron a sus hermanos del cielo y les hablaron del prodigio acaecido, de la creación de dos fuentes universales de sabiduría y decidieron entre todos, quedarse con ellos.