El retorno de Temístocles Ortega Narváez al Senado de la República reconfigura el tablero político del Cauca en un momento en el que los liderazgos tradicionales han perdido peso y la fragmentación política es evidente. No es un regreso cualquiera. Su presencia supone un golpe en la mesa dentro de un escenario en el que figuras como Aurelio Iragorri marcaron épocas de control político, pero donde hoy no existe una fuerza hegemónica que ordene el panorama. Ortega no necesariamente asumirá ese papel, pero su nombre sigue generando respeto en varios sectores, lo que lo convierte en un actor a observar en el escenario político.
Lo que es innegable es su influencia en las últimas cuatro gobernaciones del Cauca, ya sea como protagonista directo o como un factor decisivo en las elecciones. Muchos de quienes hoy ocupan espacios de poder emergieron en ese proceso, pero no todos han sido leales a su figura. Esto abre la puerta a un escenario de ajuste de cuentas. Ortega tiene la capacidad de interponerse en varias candidaturas, especialmente en las de quienes han intentado desmarcarse de su sombra. Su regreso podría ser un obstáculo para más algunas aspiraciones nuevas en algunos cargos.
Su anuncio de candidatura presidencial es, cuando menos, llamativo. Aunque sus posibilidades reales sean mínimas o incluso nulas, esta jugada le permite reposicionarse como un vocero del Cauca en la arena nacional. Más que una aspiración seria, se trata de una estrategia para proyectarse y marcar la agenda política del departamento. Desde esa tribuna podrá señalar a los buenos y malos gobernantes (esperemos no se afecten los buenos por sus ajustes de cuentas), intervenir en debates estratégicos y forzar discusiones sobre el rumbo del Cauca.
El regreso de Ortega Narváez no es un hecho anecdótico. No significa que vaya a recuperar un liderazgo absoluto ni que pueda ordenar las fuerzas políticas del departamento como en el pasado. Pero sí representa un factor de presión sobre la política local, un elemento que muchos tendrán que considerar en sus cálculos. Su vuelta al Senado no garantiza que volverá a ser el gran elector del Cauca, tampoco que intentará volver a aspirar, pero sí deja claro que aún tiene asuntos pendientes por resolver en el escenario político.
