Padre Jesús Fernando Vega Muñoz Pbro
Estamos próximos al fin del año litúrgico y es bueno que reflexionemos un poco sobre los hechos de la historia, Jesús hace la invitación a vivir un presente, a estar preparados cuando se pida cuentas de nuestra vida.
Cristo ama tanto a sus hijos o sea a nosotros que en su corazón arde el amor por cada uno de nosotros pues somos sus hijos por eso vemos que antes de inmolarse en esa Cruz habla de lo que sucederá en los últimos tiempos, pues es propio de quien ama, despertar la espera de su regreso del amor de los amores y poderse preparar al encuentro, para acogerlo dignamente, demostrándole un gran amor y poder así también agradarle.
Cuando nuestros corazones se cargan de esperanza y de espera por el amado, sucede que todo a nuestro alrededor se transfigura ante nuestros ojos y se convierte en esa ocasión para poder amar al amado.
Nos dice el evangelio: Cielo y tierra pasarán Pero mis palabras no pasarán. Y lo tenemos muy claro, las palabras de Jesús nunca pasan, siempre son actuales y siempre nos traen algo nuevo en la historia de la humanidad
Todo pasa nos recuerda el Señor, pero la Palabra de Dios no cambiará jamás, y ante ella cada uno de nosotros es responsable del propio comportamiento. De acuerdo con esto seremos juzgados. Todo podrá llegar a su fin pero su amor, su misericordia hacia sus hijitos como Él siempre nos llama jamás tendrá fin.
