Silvio E. Avendaño C.
En la sacristía de la Basílica de Popayán se encuentra el retrato -óleo- de Monseñor Raúl Zambrano Camader. Nombrado obispo auxiliar en la diócesis de la ciudad en 1956. Profesor de economía en la Universidad del Cauca. Designado obispo en la diócesis de Facatativá, en 1962. Un temblor, de gran intensidad, destruyó el templo de la ciudad en el año de 1967. Hubo necesidad de iniciar la reconstrucción. Raúl Zambrano Camader hizo posible la obra. Al abrirse las puertas del templo, luego del trabajo de ingenieros y obreros, los fieles se sorprendieron al entrar en la catedral. No hallaron las estatuas de la virgen, de los santos, el Cristo coronado de espinas, azotado y crucificado. No era posible que sucediese tal hecho. La creencia religiosa se erigía en la oralidad, la memorización colectiva, desde la Contrarreforma (1540). El catecismo del padre Gaspar Astete-1599, reformado por Monseñor Mosquera -1858- aprendido de “memoria y no de entendimiento”. Y, la formación de la sensibilidad en la sacralización elemental, en la retórica religiosa de la magia, los héroes (santos y santas), rodeados de nubes, ángeles, follajes.
En las homilías, Raúl Zambrano Camader, dejó atrás el Cristo flagelado, coronado de espinas, crucificado y muerto, para dar paso al Cristo resucitado. Atrás quedaba “sufrir me tocó a mí en este mundo” y, “si eso le hicieron a nuestro señor Jesucristo ¿por qué a mí no?”. En unos de sus escritos, reflexiona Raúl Zambrano Camader, sobre el papel de la religión y el poder. “La autoridad y la jerarquía, si bien existen por institución divina, se consolidaron como “poder” cuando disminuyó en siglos posteriores el fervor de la caridad. La estructura visible de la Iglesia al situarse en las vicisitudes temporales se enfrentó a ellas y con la constitución jurídica de la ciudad temporal; se encarnó en esas mismas formas como signos entonces inteligibles, para luchar o pactar con el Estado de “poder a poder.”
Raúl Zambrano Camader escribió: “Una reforma agraria emprendida resueltamente por todos los órganos del Estado con la colaboración ciudadana, y no sólo como programa de una entidad demasiado limitada en sus medios cuando para no contentarse con una política de mera parcelación de tierras se ve forzada a distraer su capital en crédito, fomento agrícola, caminos vecinales, enseñanza y asistencia técnica, que competen a otras agencias.” El pacto de Chicoral (1972) eliminó la expropiación del latifundio improductivo y frenó la redistribución de tierras, consolidando el dominio de las élites, frente a la reforma agraria, del gobierno de Carlos Lleras Restrepo.
La inesperada muerte del obispo, y cuatro miembros de la junta directiva del INCORA (Instituto Colombiano de Reforma Agraria), sucedió cuando regresaban a Bogotá en una avioneta, luego de entregar títulos de tierras a campesinos en Repelón (Atlántico). El avión fue a dar contra las rocas del cerro del Tablazo, ubicado en Subachoque (Cundinamarca), el 18 de diciembre de 1972.
Curiosamente, al pasar por la puerta de la catedral, en Facatativá, yace el Cristo crucificado…