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InicioOPINIÓNSobre pedagogía

Sobre pedagogía

Silvio E. Avendaño.

Al preguntar qué es pedagogía, viene la imagen de la escuela elemental. En el aula de clase a la derecha del pizarrón o tablero, el Sagrado Corazón y, a la izquierda el Escudo Nacional. La educación elemental para aprender a escribir y leer, elementos de matemática, pero más que todo la religión y la patria, o dicho de otra manera, en el emblema de la policía: “Dios y Patria”. De esta manera, la pedagogía era hacer al estudiante parte de la religión, la cual lleva a tener Señor a quien obedecer, seguir los mandamientos. Y, las prácticas como aprender las oraciones, participar en los rituales, la primera comunión, las procesiones. Y con la patria la formación de la identidad nacional. Cantar el himno nacional, arroparse con la bandera, y la historia de los héroes, caudillos y matones que forjaron el suelo patrio.

La pedagogía, inspirada en la Constitución de 1886, tenía sus bases en la religión y en la patria. Y, la historia sagrada, en textos de G.M. Bruño. La creación, la caída, la promesa, el salvador, muerte y los últimos tiempos… Y, la historia patria, con sus momentos: conquista, colonia, lucha por la independencia y república. La inclusión en la lengua mediante la escritura y lectura. Elementos de aritmética y geometría. Pero la escritura y la lectura no pasó de la cartilla elemental y, la matemática no fue más allá de la regla de tres y el estudio de los triángulos, la circunferencia y pi (π).

La educación media transmite datos, conocimientos y saberes de procesos, pero no enseña ni permite pensar. En la educación media continuó la religión e historia. Y, los años pasan en resolver ejercicios de álgebra, cálculo sin ningún contexto social e histórico. Sin sentido ni aplicación. Y, la filosofía se desenvolvió en una historia, sin ninguna relación con la vida del estudiante. Y, al terminar los cursos de décimo y once, la entrada en los estudios superiores de la universidad o saberes tecnológicos. Con ello la entrada a la especialización.

Pero la visión anterior ¿corresponde a un pasado? Vale considerar si en el presente, con las nuevas tecnologías, se continúa la pedagogía formadora en las creencias religiosas y la patria. Por eso la pregunta: ¿Ha quedado atrás ese planteamiento y quehacer pedagógico, fundamentado en la creencia, en el afianzamiento de la memoria, la repetición y la debilidad para la comprensión lectora y el razonamiento? ¿Se ha ido más allá del dogmatismo? ¿La duda, la crítica, los puntos de vista distintos se convierten en aguafiestas? ¿Hasta qué punto se supera la inclinación a tener la verdad en el bolsillo? Hay la posibilidad de superar esa condición en la cual “ser colombiano es un acto de fe” ¿Una pedagogía que pretenda la autonomía, en la cual la formación no lleve a Dios y Patria, es posible?

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