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Sobre el panóptico

Silvio E. Avendaño C.

Al pasar por la librería he visto la novela de George Orwell, intitulada 1984 y, recordé a Winston Smith el protagonista del relato, quien vive en un Estado en el cual se respira la libertad. En aquel momento eché a caminar considerando una de las versiones de lo público que corresponde al interés de todos, mientras lo privado es particular, singular que se sustrae de lo público. Winston cree que en el Estado existe el par: lo gubernamental y no gubernamental, la separación y la distancia que se da entre lo público y el interés particular.

Winston, quien trabaja en el Ministerio de la Verdad desconoce que es parte de ese Estado, en el que se ha unificado la referencia de lo colectivo y lo particular, pues existe el ojo panóptico que todo lo ve, lo vigila, gracias a los inventos tecnológicos y, a los cambios que hacen posible que ninguna oveja se llegue a descarriar del rebaño. En la sociedad, supuestamente, hay la divisa, la versión de lo público-privado, que sustenta la visibilidad, que hace posible la separación de aquello que se puede ver a la luz de la sociabilidad y aquello que permanece en la atmósfera de lo privado. El Estado respeta esa separación…

En la sociedad de Oceanía se ha establecido el Ministerio del Amor, pero la relación amorosa es subversiva. Winston considera que puede sustraerse al mandato estatal y, con esa convicción establece relación amorosa con Julia, cuestión que está prohibida por el ojo totalitario. Olvida el mandato por el cual las relaciones entre el hombre y la mujer solo están permitidas en función de la reproducción. En esa convicción, Winston y Julia siguen los caminos de Venus. No obstante, pasado cierto tiempo, la pareja es detenida, pues debe ser reeducada para que se olviden del amor…

Cabe destacar la ilusión de libertad, dado que, no hay la separación de lo público y lo privado, aunque el individuo puede pensar, actuar contra el status quo, en el espíritu de la rebelión y la esperanza de la construcción de un Estado distinto. Sólo que Winston es vigilado por el ojo totalitario. Son ciertos los lugares públicos (calles, plazas) que están abiertas para todos y más allá se encuentra la apropiación de la clausura, la cerca de lo privado. Winston se considera libre, sabe y conoce muy bien cuales son los lugares en los cuales puede desplazarse, sin embargo, el ojo panóptico atraviesa y vigila la subversión.

Y, desde la lectura de la novela 1984, al mirar el horizonte del presente: el software -Pegasus- del cual se sabe que existe, que fue comprado, que no se sabe si es ubicuo, de cuyo uso se llega a decir que no hay ningún problema que el ojo del espionaje se dé, sin conocimiento del gobierno, con tal que se emplee, en el mundo de Macondo, no contra la oposición, sino para luchar contra el narcotráfico…

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