miércoles, junio 18, 2025
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Señales en el cielo

Por: Sebastián Silva-Iragorri

Hay libros, películas, escritos, mensajes y hasta novelas tratando de obtener una respuesta del cielo como experiencia única del sueño real de vivir. El hombre siempre ha mirado los astros, en la antigüedad era la forma de iniciar acciones, de obtener guías y decisiones. Los egipcios, los romanos, los griegos y todos los pueblos y civilizaciones antiguas usaron el universo, el cielo, las estrellas, como instrumentos de validación o negación de conductas y obras. Las sacerdotisas, los mensajeros celestiales, los intérpretes de sueños, los conocedores de las estrellas con sus apariciones y transformaciones no hacían más que identificar señales para aconsejar, advertir, organizar conquistas, alianzas, guerras de ocupación, avanzadas, retiradas, proclamas de libertad, riesgos, amenazas, en fin, todas las circunstancias de figuraciones, de victorias y derrotas, de amoríos y sinsabores, de alegrías y tristezas. Vino luego la radiografía de los indicios en forma de señales de todas las fuentes posibles, creíbles o no, como notas inventadas que circulan y penetran tratando de volver añicos la verdad e inaugurando lo que hoy llamamos noticias falsas en todo el espectro político y social de los países.

El País político en Colombia está que arde pues se vislumbra en el camino lo preelectoral y empiezan las cábalas, las ofertas, las consabidas aspiraciones, odios, transacciones, compromisos y los sueños. La Convención Liberal de estos últimos días nos mostró el panorama abierto de la gran posibilidad de una coalición que enfrente en la elección

presidencial al candidato del gobierno. Las intervenciones de destacadas figuras de otros partidos atrajeron la atención sobre la ruta que empieza a tejerse y que muy posiblemente llevará a uno de los suyos a la Casa de Nariño. Las últimas encuestas abren la clara posibilidad de una amplia coalición de lo que podríamos llamar Centro Derecha que coparía el espacio de todos los que quieren cambiar el actual gobierno con votos y legítimamente como debe ser. Se destaca de las esperanzas de la gente la recuperación de la seguridad pues hasta las Divisiones del ejército son atacadas como ocurrió en Popayán, el control de las drogas ilícitas, la realidad de una paz sin entrega de principios y valores, la sana economía sin romper las reglas fiscales, la frontal lucha contra la corrupción y la conducción del País bajo el liderazgo de unidad y respeto de todas las tendencias de opinión. Hay un clamor nacional cuando falta solo un año y 4 meses para elegir un nuevo Congreso de la República y un año y 6 meses para elegir el nuevo presidente de Colombia. Es apenas el tiempo justo para estructurar y configurar una coalición de matices que presente un ideario de valores y programas para iniciar la recuperación de Colombia. No será fácil la tarea ante la ideologización que en todas las actividades viene realizando el actual gobierno. Estamos muy lejos de recuperar la confianza internacional, del regreso de las inversiones externas e internas y de colocarnos ante el mundo como bastiones del orden y la legalidad. Somos un País con las mejores posibilidades en materia de toda clase de recursos, empezando por el humano y luego como albergues de la mejor y mayor biodiversidad como acabamos de comprobar en las revelaciones de la COP16. La fuerte lucha debe centrarse en la informalidad, hay que legalizar y convertir al ciudadano que está allá afuera sin documentaciones, ni afiliaciones, ni recursos sostenibles, en un activo trabajador del mundo laboral con las mejores perspectivas y posibilidades de progreso en todos los campos. Allí está la mina que producirá corrientes de ciudadanos trabajando en bien del País. El otro programa se refiere a las microempresas como la mejor forma de consolidar una economía popular sana y efectiva en la creación de riqueza y empleo.

Son muy identificables las señales en el cielo de hoy que observadas con detenimiento nos están indicando que se acerca el momento decisivo para salvar a Colombia y sembrar otra vez la esperanza.

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