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Señales de tránsito

Por: Sebastián Silva-Iragorri

Siempre hay señales en la vida, emocionales, espirituales, materiales, habladas, escritas, presentidas, en fin, hay una señalización constante, incluso con las tan necesarias indicaciones de tránsito para la buena conducción y la seguridad en la movilización. La conducción es catalogada como actividad de riesgo y por ello necesita de ayudas instructivas, visuales, preventivas, con sanciones y correctivos permanentes. Todas estas señales parecidas deberían aplicarse en la política para ordenar sus procesos, sus recorridos y obtener sus beneficios. Es clave advertir señales, observar y aprender de experiencias. Por ejemplo, al repasar la historia de las dos Alemanias después de la segunda guerra mundial y luego del derribamiento del muro en 1989, puede uno formarse una real idea de comparación de dos claras posibilidades de política, de un lado la Alemania Oriental bajo el yugo de la Unión Soviética con un Socialismo orientado hacia el comunismo y del otro lado la Alemania Occidental o República Federal con acercamiento a los poderes amigos de Estados Unidos y aliados europeos con un consabido régimen capitalista, de libre empresa y propiedad privada. Las diferencias fueron notorias. Al caer el muro quedó al descubierto el atraso, el desorden, la inequidad y la falta de perspectiva y crecimiento de la Alemania Oriental. Del otro lado surgía la Alemania Occidental, moderna, con pujanza, libertad, crecimiento económico y mejoría en todos sus perfiles financieros, de salud, producción, empleo y educación. Bastaba observar las edificaciones de uno y otro lado, los automotores y los gestos de sus gentes para concluir que las diferencias eran muy grandes y con estas señales tomar partido por el sistema ventajoso de la Alemania Occidental.

En América estamos viendo hoy que regímenes con ideologías comunes como Venezuela, Cuba y Nicaragua se encuentran en atrasos comprobados en sus índices sociales y económicos. Vemos por otro lado el repunte de El Salvador, Argentina y Uruguay y deberíamos registrar estas diferencias para tomar partido por la mejor vía. Es realmente asombroso lo que está haciendo Milei en Argentina, gobernando hacia la derecha en economía o sea libre mercado, iniciativa privada, poco Estado, desregulaciones e impulso firme al empresario y al emprendimiento. Sus resultados en crecimiento y en proyección demuestran que va en el camino correcto en lugar de socializaciones desordenadas, impunidad y violencia como está ocurriendo hoy en Colombia con una ideologización de todos los procesos y un gasto público irresponsable.

Distinto lo de El Salvador con la recuperación de la seguridad y el favorecimiento al empresario y al emprendedor y en Uruguay con uno de los mejores crecimientos de la región. Tengan igualmente la seguridad que Estados Unidos volverá a renacer y ser nuevamente el primero en el mundo con unas fronteras seguras, con un esquema de favorecimiento al empresario productivo como factor generador de empleo y riqueza y como País agente de intermediación efectiva para terminar las guerras y alejar el peligro de una tercera conflagración mundial. Trump no es un riesgo como afirman aún opinadores despistados o ignorantes de las señales políticas, al contrario, hoy esperan a Trump como el estratega de la paz y quien devolverá el orden y la seguridad al mundo. En Italia, Giorgia Meloni está dando resultados con ley, orden y autoridad.

Miremos entonces con la mejor intención las señales de tránsito político y veremos que todas parecen señalar hacia la derecha en esta ocasión. Conduzcamos entonces en esa dirección y abrámosle a Colombia la posibilidad de la unidad y el crecimiento sin impunidad e inequidad. El momento es crucial, mientras hay protestas justificadas, el gobierno, amparado en montajes distractores, está tomándose todas las entidades, incluso la Corte Constitucional. Hay contratación selectiva con algunos empresarios en busca de apoyo secreto y se presiona salida de opositores de los medios de comunicación. Además, hay impunidad, cultivos de uso ilícito desbordados, violencia y pobreza. Para renacer observemos las señales de tránsito político, no las despreciemos hoy para no arrepentirnos mañana. Colombia merece un destino mejor.

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