Por: Sebastián Silva-Iragorri
Este 8 de mayo fue muy especial, he observado la elección de varios PAPAS y tal vez esta ocasión fue la que me produjo mayor emoción. Cuando salió el humo blanco y las gaviotas volaron, apareció una plaza vaticana llena de emociones, algunos gritaban, otros lloraban, había sonrisas por doquier y el rostro de todos era de alegría, esperanza e ilusión. Luego vino el anuncio y pudimos observar al nuevo PAPA que asomado al balcón y revestido con las galas de su jerarquía se asomó con mucha sencillez a recibir la aclamación de la multitud y a pronunciar sus primeras palabras como Sumo Pontífice, con el nombre León XIV, lo que entusiasmó más a la multitud. Desde 1903, año en que murió el PAPA León XIII no se había vuelto a usar este nombre y parece que rescatarlo ahora tiene varios significados, entre ellos volver a encontrarnos con la Encíclica “Rerum novarum” que trazó líneas especiales en las relaciones del capital y el trabajo desde un punto de equidad sin socialismos ni capitalismos salvajes, sino con inclinación a la justicia social, las oportunidades para todos y el respeto por la propiedad privada. Esta es la Doctrina Social de la Iglesia Católica y fuente de la cual se han nutrido los partidos políticos tradicionalistas del mundo en esta materia. Pero también hay otros mensajes, resulta que León XIII se preocupó mucho por llevar el catolicismo a los Estados Unidos y logró un aumento considerable de practicantes en esa época. Hoy León XIV es norteamericano y tal vez es otra señal, la de seguir mirando con mucha atención aquella población que supera los 300 millones de habitantes y cuyo catolicismo ya está cercano a un 25% del total. También es un símbolo de paz y estoy seguro, que Robert Francis Prevost, como PAPA, será no solo un intermediario en muchos de los conflictos existentes sino un principal protagonista en la búsqueda de la paz. En lo que si no podemos caer es en la politiquería barata que tratan de sembrar algunos medios de prensa o periodistas ya matriculados y con activismo ideológico permanente en las informaciones. Una cosa es aceptar y proteger a los migrantes que ingresan legalmente a un País o que legalizan su situación y otra muy distinta es apoyar o defender la inmigración ILEGAL, así con mayúsculas, que debe estar muy lejos del pensamiento del PAPA. Tampoco podemos estar matriculándolo como militante de los retóricos del cambio climático que tienen esa bandera por conveniencia política y cuyos resultados demuestran nula acción y esfuerzo solo en los discursos.
Este PAPA tiene un sello especial en su personalidad tranquila y atrayente, en su humildad auténtica y en su clara visión como guía ahora de más de 1400 millones de católicos en el mundo. Será un PAPA misionero pues precisamente esta es una de las características históricas de la orden de los Agustinos, estar cerca de las comunidades y transmitir allí los valores esenciales de la doctrina de Cristo: Respeto total por la vida; trabajo sin pausa por los necesitados y humildad en el accionar, pero con firmeza y convicción en los postulados.
Este filósofo y matemático que habla 6 idiomas sabrá interpretar los anhelos de un mundo que necesita dirección. El triunfo y el progreso estará en los valores tradicionales que deben ser exaltados y elevados a la condición de forma de vida bajo la comprensión y liderazgo de la Iglesia. Si el nuevo PAPA impulsa este renacer con su sabiduría y experiencia, el mundo se encaminará al encuentro definitivo de su destino divino.
Las gaviotas muy sapientes despejaron el espacio cuando el humo blanco apareció produciendo todo un inmenso despliegue de alegría, ilusión y esperanza. El Ave María entonado al final de sus primeras palabras por León XIV ha sido el mejor anuncio de bendiciones por el fruto del vientre de María, que es Jesús, símbolo eterno de amor, misericordia y perdón.
