miércoles, junio 18, 2025
No menu items!
spot_img
InicioOPINIÓNJuan Camilo López M.Por un primer acuerdo: no bloquear la vía Panamericana

Por un primer acuerdo: no bloquear la vía Panamericana

Por: Juan Camilo López Martínez

Esta semana el Cauca vivió nuevamente uno de esos episodios que, aunque se repiten con frecuencia, no dejan de producir enormes afectaciones: bloqueos en la vía Panamericana. Valga la pena mencionar, que no fueron solo organizaciones indígenas quienes ejercieron esta medida (durante dos días completos), sino también comunidades campesinas que, aunque por unas pocas horas, se sumaron al cierre de este corredor estratégico. En ambos casos, se repite el libreto: exigencias al Estado, presencia mediática, improvisadas mesas de negociación, promesas del Gobierno y, finalmente, un levantamiento del bloqueo sin una solución de fondo.

Pero más allá del hecho puntual, quisiera detenerme en una reflexión que me ha rondado durante los últimos años y que hoy me parece urgente poner sobre la mesa. En el Cauca, pareciera (sin exagerar) que las comunidades han adoptado el bloqueo de la vía Panamericana como una especie de “solución emocional”: una forma de presión automática cada vez que se sienten vulneradas, olvidadas o engañadas por el Estado. Como si se tratara de una pareja en conflicto que, ante cualquier hecho problemático, opta por dejar de hablar y cerrar la puerta con rabia. Solo que aquí no se cierra una puerta, se cierra una vía nacional que conecta al sur del país, se frena la economía, se paralizan miles de empleos y se profundizan las condiciones de pobreza y aislamiento que ya vivimos.

No se trata de negar las justas reivindicaciones de los pueblos indígenas, afrodescendientes o campesinos. Sabemos (porque es historia ya conocida) que el Cauca ha sido marginado de las agendas de desarrollo nacional. Compartimos con departamentos como Chocó, La Guajira y Nariño los indicadores más bajos de salud, educación, empleo y servicios básicos. Y también sabemos que en esta región coexisten múltiples pueblos —indígenas, afros, campesinos, mestizos y ROM— con visiones distintas del mundo, con heridas históricas abiertas desde la colonia, y con una complejidad social que dificulta construir consensos duraderos.

Pero justamente por esa historia de exclusión y fragmentación, el Cauca necesita avanzar hacia un acuerdo mínimo, un punto de partida. No propongo un nuevo plan estratégico, ni un pacto grandilocuente, ni otro documento para engrosar bibliotecas institucionales. Propongo algo más sencillo y potente: un acuerdo social e interétnico que diga con toda claridad NO BLOQUEAR LA VÍA PANAMERICANA.

Un compromiso colectivo, sin siglas, sin promesas vanas, que reconozca que esta práctica no solo perjudica a los gobiernos, sino que nos hace daño como sociedad. Que afecta al comerciante de Popayán, al agricultor de Rosas, al transportador de Timbío, al niño que no puede llegar al hospital, al estudiante que pierde clases, al trabajador informal que no vende. Que posterga el desarrollo que tanto exigimos.

El indicador de este acuerdo sería sencillo: número de bloqueos a la vía Panamericana al año. Y la meta, clara y medible: cero.

Solo si avanzamos en este compromiso de base, podremos luego sentarnos a hablar de desarrollo rural, autonomía, sustitución de cultivos, gobernanza territorial y paz total. Porque mientras cada reclamo social termine en un bloqueo, ningún plan de desarrollo tendrá condiciones para ejecutarse. Mientras la vía Panamericana sea rehén de nuestras fracturas internas, cualquier intento de progreso estará condenado a la parálisis.

Construyamos entonces ese primer legado común: la decisión de no cerrar más la puerta al sur del país. Quizá así, desde lo pequeño pero trascendental, podamos comenzar a cambiar la historia del Cauca.

ARTICULOS RELACIONADOS

NOTICIAS RECIENTES

spot_img