Diego Fernando Sánchez Vivas
Colombia es un país de regiones. Desde el cabo de la Vela hasta Tumaco, desde el golfo de Urabá hasta los Llanos Orientales y desde la Costa Atlántica hasta el Amazonas, confluyen una pluralidad de elementos sociales, culturales, político administrativos y económicos que hacen de esta nación uno de los conglomerados más ricos del planeta en materia de biodiversidad.
Unidos por invisibles lazos que se remontan a los albores de la Conquista, y que se han ido entrelazando de un modo casi imperceptible por la acción inexorable de la cercanía y la vecindad, grupos humanos de los más variados orígenes comparten territorios, costumbres, modos de vida y visiones del mundo. Si bien es cierto que el territorio colombiano está dividido políticamente y administrativamente en departamentos y estos en municipios, también lo es que existen regiones que comparten elementos socioculturales y dinámicas propias que son comunes a dichas entidades territoriales y son claramente identificables, verificables y vinculantes entre sí
Podemos hablar por ejemplo de las regiones de la Costa Atlántica y Pacífica, de la región Amazónica, de los Llanos Orientales, de Antioquia y su zona de influencia, del Eje cafetero, de la Región Oriental del Occidente y de la región Sur Colombiana. La construcción de las regiones, es un proceso extenso en el tiempo y complejo en su implementación porque supone articular una serie de etapas y dinámicas cuya evolución puede tornarse larga, y es el punto de partida para estructurar regiones fundamentadas en criterios y elementos que trasciendan los límites de la división política y administrativa del territorio colombiano en departamentos y municipios.
El fundamento jurídico de la creación de regiones está sustentado en el artículo 306 de la Constitución Política que señala textualmente: ” Dos o más departamentos podrán constituirse en regiones administrativas y de planificación, con persona jurídica, autonomía y patrimonio propio. Su objeto principal será el desarrollo económico y social del respectivo territorio”
Como se observa, el desarrollo y la implementación de la legislación en materia de ordenamiento territorial es un elemento fundamental a tenerse en cuenta para la evolución y consolidación de las propuestas que puedan surgir en torno a la creación de entes territoriales que trascienden los límites de los departamentos.